Testigo directo: Fernando Chacón
La banda madrileña Los Secretos abrireron el ciclo de conciertos con el que se ha querido celebrar el 25 aniversario de la Expo’92 en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC), con escasa afluencia de público para un gran cartel.

La nostalgia de muchos volvió a la Cartuja después de 25 años. Los Secretos, Coque Malla (Los Ronaldos), Nacha Pop y Juan Perro (Santiago Auserón, con Radio Futura) conformaban el elenco de artistas para recordar que ellos estuvieron allí, en 1992.
Sin embargo, la respuesta del público no fue la que demandaban las expectativas. Coque Malla tocó en familia y tras el concierto bajó a la barra a tomar unas cervezas para olvidar… En el último concierto, el de Santiago Auserón, hubo más gente. Pero ni por asomo lo de la noche del concierto de Iván Ferreiro. Mismo sitio, mismo escenario.
Ello da a entender que las ‘viejas’ glorias ya no interesan tanto al público de hoy. Es una lástima porque muchas de ellas han demostrado mantenerse en plena forma.
Si encima, como oí en algún comentario, escuchas “con Los Secretos no viene Enrique, ni con Nacha Pop Antonio (Vega)… Una losa demasiado pesada. Otros se han lamentado diciendo: “pero dónde lo han anunciado. No nos hemos enterado, si no hubiéramos ido”.
Público a parte, para mí era especial ver de nuevo a Los Secretos. Mi banda favorita de aquellos maravillosos ’80’, de aquella ‘movida madrileña’ que también llegaba a Sevilla.
Ya no está Enrique, pero el ‘poeta triste’ siempre estará presente cuando a un escenario se suban Los Secretos. Su hermano Álvaro es un magnífico músico, pero no es aquella voz lacónica de Enrique, que enamoró a todos en la década prodigiosa.
Cuando una sobredosis se llevó a Enrique aquella mañana del 17 de noviembre de 1999 en un portal del madrileño barrio de Malasaña, con tan solo 39 años, nacía el mito. Hace casi 18 años…
Sería superficial decir, como he leído y oído alguna que otra vez, que “Enrique era un drogadicto’. Qué injusto recordarlo así, porque como músico ha dejado algunas de las mejores composiciones que se han escrito en la historia de la música española.
Muchos lloramos por su desaparición -quizás un secreto a voces- y los medios de comunicación se hicieron eco del dolor y la desolación que produjo la muerte de una de las voces inconfundibles y alabadas de la ‘movida madrileña’. “Un talento musical del pop”, dijo de él Santiago Auserón.
Su hermano Álvaro tenía la posibilidad de haber cerrado la exitosa etapa de Los Secretos el día que su hermano se fue. Pero el madrileño es valiente y decidió tirar hacia adelante para que la memoria de Enrique siguiera presente y perdurara. ¡Y vaya si lo ha conseguido!
Los ‘cuarentones’ estábamos la noche del pasado 8 de junio pegados al escenario para ver a Los Secretos, para recordar sus canciones… y para homenajear a Enrique. Porque él fisicamente no está, pero en sus canciones perdura y perdurará.
¿Quién no ha cantado y bailado con toda su alma ‘Déjame’ alguna vez en su vida? Es una de las canciones-leyenda de la historia de la música de este país, tan desagradecido algunas veces con algunos artistas de talla internacional.
“Estamos aquí por vosotros. Sois vosotros los que nos mantenéis a nosotros. Los Secretos sois vosotros. Este concierto quiero dedicarlo a mi hermano Enrique, a su memoria”, dijo un emocionado Álvaro Urquijo ante un público que reaccionó con una enorme y sentida ovación.
Estábamos los que estábamos y nos sentíamos afortunados de escuchar a nuestro grupo favorito de esos años. Y claro cuando suenan ‘Pero a tu lado’; ‘Ojos de gata’; ‘Por el bulevar de los sueños rotos’; ‘Ojos de perdida’; ‘Quiero beber hasta perder el control’; ‘Te he echado de menos’; ‘Qué puedo hacer yo’; ‘Me siento mejor’; ‘Agárrate a mí, María’ -que Enrique escribió a su hija como una especie de testamento- o ‘Como un vidrio mojado’ (que cerró el espectáculo), uno no puede más que emocionarse y dar gracias a Enrique. Y a Álvaro, y al resto de la banda por continuar con el repertorio.
Esas canciones, esas letras, forman parte de la vida de muchos de los que allí estábamos, sonriendo delante de Álvaro, sosteniéndolo en el escenario… La banda sonora de nuestra adolescencia.
¡Qué difícil debe ser para él cantar esas canciones sin Enrique a su lado! Pero es un valiente, un tío con un par que quiso que la música de su hermano se siguiera escuchando con el paso de los años. Y acertó. Porque somos muchos los que sentimos esa nostalgia y la necesidad de escuchar y cantar esas letras.
Y Los Secretos están a punto de cumplir los ’40’. Los mismos que teníamos la mayoría de los que allí estábamos aquella noche de luna llena, en Sevilla.
Para los que nunca han visto a esta banda estandarte de la ‘movida’, animarles y decirles que es uno de los grupos con mejor directo de este país, por más que pasen los años.
¡Gracias Álvaro por mantener el legado de Enrique!
Personalmente fue muy especial tener la oportunidad de estar con Los Secretos en el post-concierto. Hablar con ellos durante unos 15 minutos, cuando estaban cenando. Enormemente agradecido a Elena Gato por hacer lo imposible y a Álvaro Urquijo, y al resto de sus compañeros por permitir un momento para recordar.