El SEFF también tiene ‘sus martes 13’

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SEFF Día 5

Juan Antonio Hidalgo, crítico de cine y cinéfilo

Si las tradiciones se cumplieran, la jornada de este martes 13 podría haber sido terrible (cinematográficamente hablando). Aunque para ser sinceros, si lo tomábamos del punto de vista del mundo del séptimo arte, habría sido peor aún de ser viernes.

A pesar de ello, fueron cinco películas las vistas en el día de hoy, con resultado desigual pero en mayor parte teniendo la ‘suerte’ de nuestro lado.

La primera de las tres películas a concurso no disipaba los malos augurios. La francesa Vivir deprisa, amar despacio, si bien contaba con una historia interesante, ello no quitaba para que, por contra, no contase nada nuevo.

La última película de Christophe Honoré cuenta la historia de Jacques, un escritor parisino enfermo de SIDA, y Arthur, un joven estudiante de provincias, en cuyo primer encuentro ya surge la chispa de lo que puede ser una gran historia de amor.
5 - vivirdeprisa
Nada nuevo, decía. Una historia ya conocida, tanto en la forma como en el fondo, que se ha contado mil veces (y mejor que aquí), con un metraje a todas luces excesivo, unas interpretaciones aceptables (destacando la de Pierre Deladonchamps) y, eso sí, una gran banda sonora que cuenta con temas de Cocteau Twins, Massive Attack, Prefab Sprout o The Sundays.

Muchas secuencias están estiradas hasta que ya pierde todo el sentido de lo que se quiere contar. Hay alguna situación contada que tiene cierto interés, pero todo termina en aburrimiento, debido a su redundancia, a su monotonía, a los mil y un clichés…

La segunda cinta del día, segunda también a concurso, marcaba un hito en el SEFF. Por primera vez teníamos en la Sección Oficial una película de animación.

La elegida ha sido la húngara Ruben Brandt, Collector, la que -según dicen algunos- es la mejor película de animación europea desde Bienvenidos a Belleville.

Interesante en lo que cuenta. Aunque el guion patine en alguna ocasión y se pierda más por su excesiva dependencia del apartado estético, tiene precisamente aquí, en su aspecto visual, su punto fuerte.

El Ruben Brandt del título es un psicoterapeuta que utiliza el arte para sanar a sus pacientes, pero que, paradójicamente, sufre recurrentes pesadillas protagonizadas por cuadros famosos (obras de Hopper, Tiziano, Boticcelli, Van Gogh, Picasso o Velázquez).

Cuando Mimi, una famosa ladrona por encargo acuda a él para que le cure de unos ataques de cleptomanía (que le hacen desviarse de sus encargos), comenzará, ayudado por el resto de sus pacientes -reconvertidos en banda criminal- una serie de robos por los grandes museos del mundo de las obras que provocan estos malos sueños que le ayuden a superar sus traumas (“para superar tus miedos lo mejor es poseerlos”).

Así es como nace ‘El coleccionista’, perseguido por mafias y policías de todo el mundo.
5 - rubenbrandt2
La estética casi picassiana es uno de los puntos fuertes de la cinta; también sus innumerables citas y referencias pictóricas y cinéfilas, casi en cada plano una… o varias. Algo parecido a lo que pasaba en la Ready player one de Spielberg.

El guion tiene muchas escenas de acción, persecuciones espectaculares (e imposibles) y robos con estilo, a la altura de un Ocean’s eleven, en lo que a diversión (y complejidad) se refiere.

Sin embargo, la trama es sencilla y se echa en falta una mayor complejidad y profundidad en algunas relaciones, como la que se establece entre el ‘coleccionista’ y el detective que persigue a Mimi (que apenas se esboza), y quizás también que se estableciera una semejante entre la misma Mimi y la ayudante del detective en cuestión. Aunque también es cierto que ello hubiese sido algo redundante.

Otro director que vuelve al concurso (como Assayas, que inauguró el viernes, Minervini y German, de los que veremos sus obras en próximos días) es el alemán Florian Henckel von Donnersmarck, en cuya anterior visita acabó ganando el Giraldillo de Oro (posteriormente el Oscar y muchos más) por su soberbia La vida de los otros.

Tras este gran debú, vendría la horrenda The tourist (con Angelina Jolie y Johnny Depp).

Ocho años después de ésta, llega su tercera película: Obra sin autor, que es la película más larga del concurso con sus más de tres horas de duración.

La cinta sigue la vida del pintor Kurt Barnert a lo largo de casi tres décadas, desde que es un tierno infante de cinco años hasta que logra encontrar su tono personal y exponer su obra.

Entre medias ve cómo los nazis hacen una ‘limpieza’ para tener una raza pura y matan a su querida tía (la única que alentaba su amor por la pintura); entra en la Escuela de Arte; se enamora; consigue huir de la RDA a la RFA; y se reencuentra con el hombre que sembró la tragedia en su familia.
5 - obra
Película larguísima (si el metraje se redujera a la mitad no pasaría absolutamente nada), con una narración plana, un guion redundante y pomposo, y en la que la mayoría de personajes son lineales y no tienen interés.

Quizás el único que deja un verdadero poso y que presenta una interpretación potente es el de Saskia Rosendahl, como la tía del protagonista (pero al desaparecer de la historia a los cuarenta minutos -no olvidemos que la duración es de 188- resulta harto improbable que consiga el premio a mejor actriz).

Buena fotografía y una bella banda sonora. Lo mejor que se puede decir de Obra sin autor es que es una película bonita, uno de estos dramas de sobremesa en fin de semana, pero para nada merecedora de la sección oficial de un festival que se precie.

Ya fuera del concurso, pudimos ver, entre otras, la islandesa Buenos vecinos. Película que ya pasó por Venecia y Valladolid (entre otros certámenes) el año pasado, pero que ha sido este en el que ha entrado en las nominaciones para los galardones de la Academia Europea.

Estamos ante una comedia negrísima, cruel, sórdida, que arrasó en los premios de la academia de su país (película, director, actor, actriz, actor de reparto, guion…).

Cuando un hombre se ve obligado a volver a casa de sus padres (al echarle su mujer acusándole de adulterio), se encuentra con que éstos se hayan inmersos en un conflicto con sus vecinos, ya que un árbol que tienen en el jardín hace que el de los vecinos esté permanentemente en sombra.

Las agresiones entre ambas familias irán en un in crescendo que parece no tener límite.
5 - vecinos
Negrísima, irónica, sórdida y cruelmente divertida, la comedia pergeñada por Hafsteinn Gunnar Sigurðsson maneja a la perfección la frialdad que se establece entre vecinos. Hay otra reunión de aquellos que ‘comparten’ espacio vital, en otro bloque, que resulta igualmente divertida, y es capaz de mantener el control, evitando que no se le vaya de las manos. Lo que hubiera sido muy fácil en otras manos.

Por último, dentro de la sección Las Nuevas Olas, vimos el debú de la ucraniana Marisya Nikitiuk, después de varios cortometrajes de relativo éxito en festivales.

En When the trees fall, Nikitiuk mezcla con descaro géneros que normalmente no coinciden en una misma película.

La adolescente Larysa sueña con escapar del pequeño pueblo rural de Ucrania en el que vive. Sueña con un futuro mejor, aunque no sabe cómo lograrlo. En su búsqueda se entrega a Scar, joven delincuente al que le pide que la lleve junto al mar. Su hermana pequeña, Vitka, de cinco años, es testigo del apasionado amor, del deseo desenfrenado; del sexo entre Larysa y Scar en medio del bosque.

Su mirada inocente cubre el bosque de un halo de misterio. El amor de los dos jóvenes choca con la oposición de la familia de la chica, que la quiere casar con otro. Mientras la pequeña, escapa de este duro entorno a través de su fantasía.
5 - whenthe
Hay en el primer largo de Nikitiuk cierto realismo social (con una crítica al patriarcado que sufren las mujeres sobre todo en el entorno rural, y que es mayor a medida que más al este de Europa nos acercamos).

Hay thriller, con persecuciones y disparos; hay drama, con el amor imposible de por medio; hay fantasía, imaginación, sobre todo (pero no únicamente) a través de los ojos de la pequeña…

Es una historia desoladora, el anti-cuento de hadas, con unas ‘princesas’ a las que nadie va a venir a salvar. A pesar de que, en cierto modo, el final da un pequeño halo de esperanza en un mundo sórdido.

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