Mark Knopfler y un sonido de guitarra para la eternidad

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Mark Knopfler en concierto

Gira Down the Road Wherever

Plaza de Toros de Los Califas, Córdoba

29 de abril de 2019
Testigo directo: Fernando Chacón

“Ésta es una bonita manera de decir adiós”. Esta frase pronunciada en Barcelona durante su concierto del arranque de la gira de su último disco, Down the Road Wherever, dejaba entrever una despedida. Los titulares en los medios digitales y en las redes sociales se sucedían a la velocidad que hoy marca Internet. Mark Knopfler anuncia su adiós en Barcelona.

Y ese anuncio me movilizó en cuestión de horas para acercarme hasta la vecina y hermosa Córdoba una noche no tan calurosa como la última en que vi en directo al guitarrista de Glasgow (Clausura del Festival de la Guitarra, 2010), pero sin duda más emotiva.

Mismo sitio y mismo lugar. Plaza de Toros de Los Califas, pisando nueve años después ese mismo albero. Estando ahí de frente al escenario y esperando la salida de uno de los mejores guitarristas de todos los tiempos, rememoraba aquella inolvidable noche del 5 de mayo de 1992, a mil kilómetros de distancia. 27 años antes, en el Velódromo de Anoeta, San Sebastián. Dire Straits, en concierto. Gira ‘On every street’. No, no era un sueño. Lo estaba viviendo. Mark Knopfler, camisa blanca, cinta roja en el pelo y muñequera del mismo color en la mano derecha. Uno de los conciertos de mi vida, si no el mejor.

Pasados 20 minutos de la hora fijada para el comienzo del espectáculo, en aquella aborratada Plaza de Toros con todas las entradas vendidas, volvía a aparecer en un escenario Mark Knopfler. Ya no estaba Dire Straits, pensé. Y eso se notó durante el concierto, a pesar del buen hacer de la magnífica banda que acompañaba al de Glasgow en su último concierto en Andalucía. Pero sí estaba él y su guitarra, a la que besó en un momento de la actuación, lo que puso los vellos de punta a las más de 8.000 personas que acudieron a despedirle.

Mark Knopfler dice adiós.
El guitarrista escocés, Mark Knopfler, levanta su mano izquierda en señal de despedida. Una imagen que ya es historia de la música.

“Estoy viejo y tengo que parar; he vivido toda mi vida en la carretera con mi guitarra por el mundo, pero hay que parar”. Así hablaba Mark Knopfler ante sus fans, entregados, elevados místicamente y rendidos al guitarrista de una de las mejores bandas de la historia de la música. I love you, uno tras otro, hasta que el británico replicó con un I love you, too. 

Con Nobody Does That comenzó el concierto de Mark Knopfler en Córdoba. Se palpaba en el ambiente que aquella era una noche especial y diferente. Incluso se vieron menos móviles inmortalizando el momento, porque los que allí estábamos queríamos vivirlo y recordarlo en nuestras memorias. Y tras un par de canciones de su trayectoria en solitario, Corned Beff City y Sailing to Philadelphia, como era de esperar volvió a sonar Dire Straits. Primero con Once Upon a Time in the West y después con la maravillosa Romeo and Juliet, donde pude ver las primeras lágrimas.

Era el comienzo y quedaban aún muchas más emociones. Mark decía que estaba “viejo”, pero su guitarra no entiende del tiempo. Cuando sus cuerdas empiezan a vibrar, el tiempo se detiene. Suena diferente. Es inconfudible; es la guitarra que hace sonar Mark Knopfler para deleite de todos los presentes. Incluida la nutrida banda que acompaña al guitarrista escocés, con Guy Fletcher a los teclados, desde que cerrara su exitosa etapa de Dire Straits. Y es que el pasado, cuando es tan bueno como aquél, siempre retorna.

Y sonaron Your Latest Trick, On Every Street, Telegraph Road… Y segundos después, el arranque de una canción eterna que identifica la guitarra de Mark Knopfler y que cualquiera reconoce. Esos acordes, hasta que surge ese punteo característico… Money for nothing para júbilo del respetable. Ahí volé y regresé hasta aquella noche mágica, en San Sebastián. Veía a Mark Knopfler moviéndose, lo justo, de lado a lado, mientras esas 15.000 personas botaban sin parar. Yo, entre ellos. Tenía 20 años y estaba viviendo un momento irrepetible. Retorné al momento presente, ese con el que se ha identificado tantas veces Mark Knopfler. Ese ‘carpe diem’ al que me agarro como un lema de vida.

Y tras despedirse con una atronadora ovación y el reclamo del público para que tocara otra más, el guitarrista escocés y su fiel banda volvieron a salir por última vez al escenario. Volvió a detenerse el tiempo. Going Home, no podía ser otra, puso el punto y final a dos horas de música ininterrumpidas. Y ahí, con Mark Knopfler en el centro, abrazado al resto de sus músicos y con la mano en alto diciendo adiós, se acabó todo. Aunque sus fans nos resistiéramos a la simple idea de no volver a escuchar esa guitarra en directo.

Mark Knopfler, en el centro del gigantesco escenario instalado en la Plaza de Toros de Córdoba. Foto: Fátima Caballero.

La carrera musical no terminó con Dire Straits. El genial músico británico decidió investigar y ahondar más allá del Atlántico. Y allí descubrió el country que ha sabido mezclar con maestría con su folk natal. Por eso en su concierto de despedida, tenían que estar esas canciones.

Eché de menos volver a escuchar en directo Sultans of swing, Private Investigation, Tunnel of love y muchas otras de Dire Straits hasta llegar a la mítica Brothers in arms, que dio nombre al disco que arrasó en ventas en los inolvidables 80′. Quizás la gente esperaba un concierto más rockero, pero Mark está llegando a septagenario y tocó acorde a su edad. Calmado y elegante. Aunque el tiempo pasa, el sonido de esa guitarra se quedará conmigo para siempre y nunca dirá adiós.

Lista de canciones:

Nobody Does That
Corned Beef City
Sailing to Philadelphia
Once Upon a Time in the West (Dire Straits)
Romeo and Juliet (Dire Straits)
My Bacon Roll
Matchstick Man
Done With Bonaparte
Heart Full of Holes
She’s Gone
Your Latest Trick (Dire Straits)
Silvertown Blues
Postcards from Paraguay
On Every Street (Dire Straits)
Speedway at Nazareth
Telegraph Road (Dire Straits)
Bises:
Money for Nothing (Dire Straits)
Going Home (Dire Straits)

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