Llega “El Sol de Andrómeda”, el nuevo trabajo de esta banda en el que homenajea a grupos como The Church y El Niño Gusano.
El tiempo pasa y los resultados caen por su propio peso, El Sol de Andrómeda no es lo que parece. La suya es una carrera de fondo, sin hacer ruido y sin llamar la atención (aparentemente); con este su segundo disco HIDALGO dan un giro inesperado y necesario, con un repertorio mucho más denso, subiendo la intensidad emocional y con los arreglos de guitarra cobrando un protagonismo especial. Un trabajo tan austero y sincero como el sol que preside la portada. Una obra agradable y ligera, canciones que se adhieren al oído con mucha facilidad, y que con apenas 35 minutos te dejan con ganas de más.
Este nuevo disco incluye “Perdidos”, versión en español del “Lost” de la mítica banda australiana The Church. Y “El Baile del Niño Gusano” homenaje a la banda zaragozana.
Un poco de historia. HIDALGO crece y se forma en torno a las canciones deCarlos Hidalgo (voz/guitarras). Gustavo Blanco (batería) y Gualberto López(guitarras/teclados) le siguen inmediatamente, y llegando justo para la grabación de este disco Gregorio Cardoso (bajo). Después de aparecer en un par de recopilatorios, ‘Plataforma Sevilla Sound Vol 1’ y ‘Pop a Porter’ publican La luna no está sóla (2013) y al año siguiente aparecen con una de las versiones más relevantes en ‘The Church bajo un cielo prehistórico’.
El tiempo pasa y los resultados caen por su propio peso, El Sol de Andrómedano es lo que parece, un disco para amantes de canciones inmediatas, tampoco es un disco definible fácilmente, ni tampoco para calificarlo a las primeras de cambio. Condenados a una carrera de fondo, sin hacer ruido y sin llamar la atención (aparentemente); con este su segundo disco HIDALGO dan un giro inesperado y necesario, con un repertorio mucho más denso, subiendo la intensidad emocional y con los arreglos de guitarra cobrando un protagonismo especial.
“Nadie comprenderá” destapa la caja de pandora con una base rítmica contundente y afiladas guitarras al son del wah wah. Después van sucediéndose canciones crudas e inmediatas como la adictiva “Un día de playa”, “Lugar”, “Mi colección” (con ese rabioso estribillo arrebatador), o canciones más íntimas como “A pleno sol” donde la acústica brilla acercándonos al mundo particular de los neoyorkinos Luna. Casi sin darse cuenta, fruto de unos arpegios de guitarras y un ritmo de batería sencillo pero impecable nace y crece el merecido homenaje a El Niño Gusano que es “El Baile del Niño Gusano” algo más de minuto y medio de pop sencillo, pero cuidado al detalle. La herencia folk implosiva aparece en “Luna”, transmite tranquilidad y sosiego hasta el estallido final donde las guitarras silban y truenan cuál día de tormenta y viento en el desierto. El disco sigue su rumbo con “Perdidos”, su particular revisión de un clásico de The Church, como si Surfin Bichos y The Pixies se unieran para rendir homenaje a los australianos. En ocasiones la auténtica belleza se encuentra en el espíritu de las cosas más simples, “Ada” es un buen ejemplo, la nana acaba siendo visceral, dando paso al gran estallido final con “Un paseo por Andrómeda”, como si antes de entrar en el estudio hubieran escuchado el Daydream Nation deSonic Youth.
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