Un día para olvidar

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SEFF 2016

Crónica 6. Juan Antonio Hidalgo

Nos despertamos en la mañana de ayer día 9 con la noticia de la victoria de Donald Trump en las elecciones a la presidencia de los Estados Unidos, y de que el apocalipsis zombie estaba, por tanto, más cerca. Casi podíamos decir que era inminente. Así que, mientras llega el fin, debíamos disfrutar de la vida y del cine. Y, con esta predisposición, nos fuimos a los cines.

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Escena de ‘Safari’.

De entrada nos encontramos con Ulrich Seidl, que vuelve al SEFF tras habernos visitado con su trilogía Paradise (Fe, Amor y Esperanza) y posteriormente con el documental En el sótano. En esta ocasión, y siguiendo su inconfundible estilo visual de los documentales (para las obras de ficción, utiliza otro), nos presenta Safari, presente en la sección oficial.

Título ya suficientemente explícito, persigue a una familia (matrimonio y dos hijos de veintipocos) de caza por África. Los vemos hablar mientras intentan justificarse (cosa que no necesitan porque están convencidos de que no hay nada malo, antes al contrario).

Seidl se guarda la baza de elegir las frases y los planos para demostrar que están equivocados, pero lo sabe hacer de modo que si ellos lo vieran quedarían contentos y convencidos de que han quedado fenomenal. Las formas es en lo que no termino de comprender: ¿era estrictamente necesario mostrar a los animales moribundos tras los disparos?, ¿cómo le quitan la piel y los descuartizan?

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‘Malgre la nuit’.

A pesar de no ser la película más larga del concurso, es la que más lo parece. Malgré la nuit, del francés Philippe Grandrieux es una película críptica, extraña, incomprensible y estéticamente fea. Provocó salidas en masa por parte de los miembros acreditados y solo unos pocos valientes la soportaron hasta el final (y hasta, dicen, que yo también opté por desertar, que aplaudieron, que les gustó… para gustos, los colores, ya saben)

De lo que se puede entender (sin necesidad de acudir a la lectura de la sinopsis) es que Lenz regresa a París buscando a Madeleine, que ha desaparecido en circunstancias extrañas, y allí se enamora de Helene, una enfermera que está metida de lleno en una espiral autodestructiva por la reciente muerte de su hijo.

Es, con diferencia, la película más inasequible del certamen. Si no entras en el juego en la primera media hora (cosa que es harto difícil), es imposible soportarla. Sus escenas violentas y desagradables, su estética oscura y de planos cerrados, tampoco ayuda.

Dentro de la Selección EFA puimos ver Europe, she loves, última película del suizo Jan Gassmann, historia sobre el amor y sobre la lucha diaria de cuatro parejas (de cuatro ciudades distintas: Sevilla, Dublín, Tallin y Tesalónica), tratando de salir adelante de los problemas con los que se van topando. A medio camino de la ficción y el documental, Gassmann se ha introducido en la vida privada de estas parejas, en sus conflictos, esperanzas de futuro y (sobre todo) vida sexual.

Las historias son irregulares, teniendo más fuerza las del sur (Sevilla y Tesalónica), y siendo más olvidable la de Tallin, y llegar hasta el nivel de insufrible la pareja irlandesa. Momentos divertidos se entrelazan con algunas reiteraciones, pero en general es soportable. Lo que a estas alturas de festival no es poco.

En Las Nuevas Olas, Fiore, dirigida por Claudio Giovannessi, cuenta la historia de Daphne, una joven fugada de un piso tutelado, que sobrevive durmiendo en casa de amigos, o en bancos en la calle, y se gana la vida robando móviles a punta de navaja, hasta que un día es apresada y enviada a una prisión juvenil, donde se adapta sin dejar de lado su espíritu indomable. Allí, un día, a través de las rejas, su mirada se cruza con la de Josh, del correccional masculino, y surge una aventura prohibida y a escondidas.

La historia se desarrolla con facilidad, es muy agradable de ver y los intérpretes aportan su frescura a la trama. El problema es que es algo que ya hemos visto mil veces: historias de amor de jóvenes incomprendidos, prohibidas (en ocasiones por los padres, en otras por ser de bandas rivales, y otras (como aquí) por desarrollarse en un lugar en el que las historias de amor no caben.

Por otro lado, el final es (en cierto modo) sorpresivo, alejandose de lo convencional y dejando puertas abiertas al cómo se desarrollará el futuro de la pareja. Levantó el nivel del día.

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‘El día más feliz en la vida de Olli Mäki’.

Por último, a pesar de que las previsiones eran excelentes (o precisamente por ello), la finesa El día más feliz en la vida de Olli Mäki, (en la foto de portada) ganadora del premio Un Certain Regard en el último Cannes, nos dejó algo fríos.

La historia, inspirada en hechos reales, nos cuenta como Olli Mäki, campeón de boxeo amateur, se prepara para luchar por el campeonato mundial en su propio país, frente a un profesional americano, un luchador con mucha más experiencia que él, Davey Moore. Olli tiene que entrenar a fondo, bajar de peso y concentrarse más que nunca, ya que tiene todo un país detrás de él apoyándole. El problema es que le está ocurriendo algo que no le había pasado antes: se ha enamorado.

La historia está bien rodada, hay secuencias maravillosas (y muy divertidas), y seduce en su primera mitad. Pero a medida que avanza el metraje, pierde fuerza, y se hace totalmente predecible. Es encantadora, pero se la ve venir de lejos.

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