Encuentros concentrados ha cumplido su quinta edición ofreciendo 12+1 piezas cortas de teatro, danza, música y performance en ‘La caja habitada’.
Testigo directo: Fernando Chacón
No queríamos acabar el mes sin hacer mención a este certamen, que este año ha cumplido ya cinco ediciones. Encuentros Concentrados es como si metieras en una coctelera un poco de teatro, otro poquito de música electrónica, danza y alguna que otra performance. Todo eso lo agitas bien, lo mezclas y da como resultado un acontecimiento cultural diferente: fresco, divertido, original y concentrado.
Concentrado, sí. Porque veréis… Este proyecto, idea original de La Ejecutora, se desarrolla en un hostel pegado a la Alameda de Hércules, ‘La caja habitada’. Y durante los cuatro días que dura Encuentros Concentrados, dudamos que pueda haber más cantidad de gente por metro cuadrado, en apenas cuatro horas.
Nosotros es el segundo año consecutivo que acudimos a la cita. Cuando lo has visto una vez, repites. Por todo. Aparentemente, todo es un poco caótico, pero paradójicamente bien organizado.
La gente va llegando al hostel, algunos con sus entradas ya compradas online. Pero hay otros nostálgicos del formato papel -nos encontramos entre ellos- y siempre gusta conservar los tickets. Se ha convertido en algo retro.
Lo cierto es que tú llegas a un espacio petado de gente, esperando a que uno de los organizadores se suba a una especie de baúl.
El speaker se dirige al público, entrentenido en sus charlas y tomando alguna cerveza, que te venden en una barra. Al contrario que en los baños, la cerveza está a la entrada a la derecha y no al fondo.
Todo se desarrolla en las habitaciones. Y como hostel que es, estas habitaciones tienen literas. Una vez que te llaman y tú tienes tu ticket en la mano, vas subiendo escaleras -si te toca en plantas superiores- y allí te espera una chica en la puerta donde se va a desarrollar la función.
Este año nos hemos tenido que quitar los zapatos para entrar a ver la primera de las piezas que habíamos seleccionado. Pones cara de póker, porque no entiendes nada. Pero tú lo haces. Aquí lo mejor es no esperar nada y, simplemente, ver, oír y callar.
Y no es necesario hacer un esfuerzo por comprender. Es mejor relajarse y dejarse llevar… Puedes hasta cerrar los ojos. Las piezas son cortas; duran algo más de 20 minutos. A nosotros la primera que nos tocó fue ‘A qué suena una piedra’. Eso digo yo, ¿a qué suena?
Haciendo un poco de equilibrismo, consigues sentarte en una de las literas. Se cierra la puerta. Y allí te encuentras con un chico y una chica, enroscados. Ambos llevan un fonendoscopio. Ese aparatito que el médico te pone para oír tu respiración cuando tienes un resfriado, muy propio de estas fechas…
Total que ambos actores se van moviendo hacia nosotros con el fonendo y van tocando diferentes partes de nuestro cuerpo. El espacio es cerrado, oscuro, y no sabes muy bien qué tienes que hacer. Lo mejor, no hacer nada. Ellos te dicen.
En nuestro caso, nos dejaron que cogiéramos el fonendo y escucháramos la piedra; y no sólo la piedra, también al que tienes al lado le podías poner el artilugio de los médicos… Y podías oír a qué suena la rodilla, el pelo o el corazón de tu compañera. Y ahí quedó.
Nos volvimos a poner nuestros zapatos y escaleras abajo, vuelves al punto de partida. Las piezas se desarrollan cada media hora, así que todo va muy medido. Después de la performance, toca música. Ésto debe estar bien. Se trata de un músico procedente de Berlín que responde al nombre de III Maury III. Luego entras y resulta que sólo hay uno.
La música te envuelve. Te acomodas en la litera, cierras los ojos y ese chico, muy atractivo por cierto, se pone a tocar su teclado y sintetizador, y va grabando unas melodías… Aquéllo suena realmente bien. Cuando llega el final, hablas con él. ¿Dónde puedo seguirte? En Facebook. Y le das las gracias y la enhorabuena.
Sales de allí con un subidón como para irte de marcha. Pero el baile tiene que esperar.
Quedan dos representaciones más. Ahora toca ir a la cocina del hostel para ver Ten thousand false thoughs.
Allí esperan dos chicas, una rubia, la otra no. Empiezan. Ambas comienzan a hablar sobre el zumo de naranja y los efectos nocivos para la salud.
¿Pero el zumo de naranja no tiene vitamina C y es muy recomendable para todo? Pues no. De hecho, a ambas parece haberles dado un ataque después de ingerirlo. Movimientos espasmódicos forman parte de una coreografía con naranjas tiradas por el suelo, en la que ambas bailiarinas le hacen daño a sus cuerpos; como al parecer tomar el zumo. ¿Moraleja? No bebas zumo de naranja, por si…
Escaleras abajo… Toca la última de la noche. ‘Demasiado cuento para tan poca historia’, teatro. Esta vez nos suben hasta la azotea. Hace frío, pero hay unos calentadores. En la puerta, nos recibe una pareja. Un chico y una chica. Resulta que son los actores, resguardándose.
Nos ubicamos. Los actores se sitúan… Ella, sentada en un sofá. Él, de pie y de espaldas. Comienzan… Fueron los 30 minutos más trepidantes del año. El amor, el desamor, las rupturas, los reencuentros. La vida en sí. Una pareja condenada a entenderse o a no entenderse. Se aman, se odian, bailan… ¡Guau!
Dos actores grandes en un escenario pequeño. Aplausos, sonrisas. Gracias, muchas gracias. No quires irte de allí, ni despedirte. Miras a tu chica, le clavas tus ojos y te ves en los de ella. Es mágico.
Y vuelves a bajar las escaleras para irte a la calle con tu pareja o con tus amigos para comentar la jugada…
El cóctel ha finalizado y, seguramente, te has quedado con ganas de más. Gracias por tanto en tan poco chicos.
¡Hasta el año que viene!
Encuentros Concentrados es una idea original de La Ejecutora, con la colaboración de Hostel La Caja Habitada y el apoyo del ICAS.