Reportaje fotográfico: Víctor Blue SP
Testigo directo: Fernando Chacón
El músico gallego, Iván Ferreiro, deleitó a sus incondicionales con un concierto digno de una final de Champions. El artista presentaba en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) su último disco, ‘Casa’. Y triunfó por goleada.
La primera vez que vi a Iván Ferreiro en directo fue en el Teatro de la Axerquía de Córdoba. Por entonces, yo vivía y trabajaba por allí.
Cierta persona -que no viene al caso citar ahora- me comentó que Iván Ferreiro llevaba siempre detrás una legión de fieles seguidores. Para a continuación añadir: “También hay gente que no lo soporta por su voz”.
La respuesta me dejó con la misma cara de pensativo que el emoticono del WhatsApp…
El pasado sábado por la noche me iba a encontrar a Iván Ferreiro por segunda vez en concierto, en apenas ocho meses. La primera ocasión fue en octubre de 2016, durante la primera edición de Interestelar. Ya contaban tres las comparecencias en directo en las que iba a ver al ex vocalista de Los Piratas, aquella legendaria banda de los 90.
Hace dos días el escenario presidía la zona ajardinada -aunque cada vez haya menos hierba- del CAAC. Personalmente es un sitio donde me encanta ver conciertos en directo, porque no hace falta estar pegado al artista para empaparte de un buen directo. Es más, desde la distancia se ve incluso mejor.
A las 11 de la noche, cuando ya sabíamos que el Madrid había ganado su 12 Champions, apareció… ¿León Benavente? No. Era Iván Ferreiro, que se había dejado crecer el pelo (blanco) desde octubre. Con melena y una tupida barba. Así se presentó el músico gallego ante sus incondicionales.
Y arrancó el espectáculo con ‘Dioses de la distorsión’… Primeros aplausos.
En éstas que continuaba el concierto y yo estaba pendiente de cómo Iván se movía en el escenario mientras cantaba. En horizontal al público. Incluso llegó a arrodillarse, sin dejar de cantar. Lo tenía enfrente. Estaba entregado.
Ferreiro es un músico de gestos… Un poco Enrique Bunbury (con menos escorzos). No le perdía la pista. Observaba cada uno de sus movimientos… A veces, espasmódicos. ¡Lo estaba dando todo!
Y algo que me gustó: su boca no estaba pegada al micrófono. Siempre he pensado que los músicos que saben que no tienen voz, se pegan al micro como una lapa. Con el gallego, no es así.
Terminó de cantar ‘Casa’ y yo pensé en aquéllo que mi acompañante me dijo en el concierto de Córdoba. Su voz… Para mí tiene un sello inconfundible. Es marca de la casa. Lo que hace a Iván Ferreiro identificable, único, con respecto a otros cantantes. Precisamente eso: su voz.
El concierto fue un magnífico espectáculo por parte de un artista de muchos quilates, que vino acompañado por una gran banda de músicos.
Pero él es Iván Ferreiro. Se basta y se sobra. Tras cantar ‘Pájaro azúl’, pasando por ‘Todas esas cosas buenas’, ‘La otra mitad’, ‘Equilibrio’, llegó ‘El pensamiento circular’, para delirio de los presentes.
Hipnotizados ante tanto talento, se sentó en su órgano junto con su sintetizador y comenzó a sonar ‘Farsante’. ¡Qué canción! Te pone los vellos de punta… Para a continuación hacer botar a un público nostálgico con la mítica ‘Años 80’.
Y así hasta poner el colofón a dos horas inolvidables con la no menos reconocible ‘Turnedo’. Llegó al final, tras dos bises consecutivos, despidiéndose como llegó; casi sin hacer ruido.
Poco después de comenzar su concierto, Iván Ferreiro dijo: “Me encanta este sitio. Recuerdo cuando estuve aquí la primera vez… Fue el mejor concierto de mi vida”. En ese momento comenté al lado de un colega: “Esto es lo que suelen decir todos en la ciudad en la que tocan, ¿no?”. Eso sólo lo sabe el que actúa. Por algo lo diría…
De todas formas, tenía metido al público en el bolsillo desde que subió al escenario. Me atrevería a decir que incluso mucho antes.
Lo que es indudable es que Iván Ferreiro es un músico de culto, con un repertorio de gestos y movimientos, que lo hacen diferente. No puedes dejar de mirarlo, como ocurre con su amigo Bunbury.
Los años, los conciertos, agudizar el oído… Algunos factores que me han hecho distinguir la buena música de la que no y descubrir a los artistas con talento. Y por supuesto Iván Ferreiro, GRANDE entre los grandes, siempre estará en mi nómina de favoritos. Mucho más después de lo que presencié y viví hace dos noches.
El único ‘pero’… Qué lástima que ese día hubiera más de 11 millones de personas viendo como el Madrid se coronaba de nuevo campeón de Europa. Ahí, el fútbol ganó por goleada. Pero la música, afortunadamente, se quedó en ‘Casa’.