De historias que se cruzan, somníferos rusos y citas imposibles

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SEFF 2015

Crónica 4 Juan Antonio Hidalgo

Como toda persona, el que esto suscribe también se deja guiar por gustos, aficiones, vivencias, sentimientos y sensaciones pasadas a la hora de interpretar o valorar una película. Y es que, aunque siempre hay elementos objetivos, lo que prima a la hora de contar y poner el valor una determinada cinta es la subjetividad. Viene esto a cuento de S.O. SUITE ARMORICAINESuite Armoricaine, primera de las tres cintas de la sección oficial que vimos ayer, y la única de la competición dirigida por una mujer (Pascale Breton), que tiene elementos que personalmente me resultan atractivos e interesantes en una historia (sea esta escrita o visual). Aquí tenemos dos tramas que transcurren de modo paralelo: la de Françoise, una profesora de historia del arte que regresa a sus orígenes bretones al conseguir un puesto en la Universidad de Rennes; y la de Ion, un joven que acaba de llegar a esa misma universidad para estudiar geografía, y que se enamora de una compañera de clase ciega.

El tema fundamental de la cinta es el recuerdo. Los que ella va recuperando al reencontrarse con viejos amigos, viejas historias, viejas palabras que les contaba su abuelo y que creía olvidadas, momentos de su pasado en la vieja casa familiar… Y los que él quiere ir perdiendo, ya que se encuentra huyendo de una madre problemática, de la que dice que ha muerto. Recuerdos perdidos que se van recuperando, frente a recuerdos recientes que quieren ser borrados.

Me gustan estas historias que parecen independientes, pero que se van cruzando en el tiempo hasta formar una sola; momentos o situaciones que se presentan desde diferentes puntos de vista, ampliando la información con cada nueva visión. Interesante cinta a la que, por otro lado, le sobra algo de metraje.

O futebol, la primera de las dos películas españolas que compiten en la sección oficial, nos cuenta la historia de la relación entre un padre y un hijo que se reencuentran tras veinte años sin verse ni hablarse, en el 2013, y que acuerdan pasar juntos el próximo Mundial de fútbol, un año después. La acción está jalonada por diferentes ‘episodios’ que no son más que los partidos de aquel mundial.

Filme muy sencillo, que no simple, la historia está a medio camino entre el documental y la ficción, ya que estos padre e hijo son el propio director (Sergio Oksman) y su padre. Interesante reflexión sobre la pérdida de relaciones con la distancia, Oksman utiliza largos viajes en coche, con plano fijo e incómodos silencios, por una Sao Paulo gris y plomiza (que subraya aún más esos momentos), para demostrar esta incomunicación, que solo se rompe gracias al fútbol.

S.O. UNDER ELECTRIC CLOUDSOtra reflexión personal. No concuerdo yo mucho que digamos con el modo de narrar ruso. O eso o da la casualidad de que las películas rusas seleccionadas para la sección oficial de este certamen no van conmigo. No es la primera, ni la segunda, ni la tercera vez que una cinta de esta nacionalidad me resulta aburrida, soporífera e/o insoportable. Alexandra, El destierro, Euforia… son algunos (que no los únicos) ejemplos. A ellas, este año habría que sumar Under electric clouds (dirigida por Alexei German Jr). Una gran fotografía no basta para salvar un ritmo moroso, una historia que no avanza (posiblemente porque no va a ningún lado), unos personajes que parecen (no quiero decir ‘son’, vamos a darle un voto de confianza a los actores) desganados, apáticos, abatidos, apagados…

Siete historias encadenadas que tienen lugar en la Rusia de 2017, cien años después de la Revolución Comunista, en las que es difícil captar el sentido (si es que lo tiene) de lo que nos quiere contar, más allá de la pérdida de toda esperanza en que la vida sirva para algo.

Dentro de la sección Europa Junior pudimos ver la tierna You’re ugly too, debut como director de largos de Mark Noonan. Película irlandesa que tiene a su favor unos personajes que tienen una química brutal en pantalla. Y eso que son un hombre que acaba de salir de prisión y su sobrina, una cría malhablada de once años que sufre de narcolepsia, a la que debe cuidar por ser su único familiar tras la muerte de la madre de esta. La cinta es muy disfrutable y tiene momentos emotivos, si bien es cierto que no descubre nada nuevo. Antes al contrario, en ciertos aspectos tiene elementos de TV-movie (de calidad) que ya hemos visto mil veces, y (salvo el giro final de uno de los personajes secundarios) todo es más o menos esperado desde el principio.

Por último, Norberto Ramos del Val nos presenta su última locura, Amor tóxico (foto de portada). Estamos ante una comedia de terror, con una cita que se desarrolla a lo largo de una noche, de modo inesperado para Toni, un chico que no sabe lo que le espera cuando se cita por una web con Irene, una desquiciada loca (o no) que se las va a hacer pasar canutas de modos que ni se imagina. Excesiva a todos los niveles, tiene momentos realmente hilarantes, y Ann Perelló da miedo (yo saldría escopeteado a la primera oportunidad, de encontrarme con ella, he de reconocer). Aunque, por otro lado, también parece alargada en algunos momentos. Unos diez o quince minutos menos ayudarían para que la intensidad no se diluyera en ningún momento.

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