Sorolla y su fascinación por los patios árabes andaluces

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Caixa Fórum Sevilla acoge desde mañana y hasta el 15 de octubre una exposición del pintor Joaquín Sorolla, que llegó a inspirarse en sus creaciones para materializarlas en el jardín de su propia casa.

Un recodo de los Jardines de Carlos V, en el Alcázar de Sevilla (foto también de portada).
‘El grutesco’. Alcázar de Sevilla.

Joaquín Sorolla (Valencia, 1863 – Madrid, 1923) es la máxima expresión del luminismo español. El artista valenciano muestra en la exposición, ‘Sorolla. Un jardín para pintar’, que se puede ver en Caixa Fórum Sevilla, su fascinación por los patios y jardines árabes de Andalucía.

Esta pasión de Sorolla por la naturaleza, se manifestó especialmente en su gusto por los jardines; sobre todo los andaluces, como los jardines del Alcázar de Sevilla, o los de la Alhambra de Granada, que pintó en numerosas ocasiones.

Sorolla admiró la combinación de la arquitectura y la vegetación, el colorido de las flores, la sensualidad de sus aromas y la presencia constante del agua; el rumor de las fuentes y los fascinantes efectos de los reflejos en las quietas aguas de las albercas.

El pintor valenciano inició su propio jardín en 1910, con la construcción de su nueva casa; un jardín mediterráneo con rasgos de la jardinería del Renacimiento italiano y la hispanoárabe.

Distribuyó sus espacios entre la intimidad y la vida social, le dio vida y lo pintó cuando ya era un artista consagrado.

Uno de los grandes sueños de la vida del Sorolla fue unir en un sólo espacio su estudio y su casa, su pintura y su familia, todo ello amparado por un bello jardín.

Una recreación en su propia casa

‘Patio de la Justicia’, en la Alhambra.

Sorolla incorporó a su jardín multitud de colores a través de especies típicamente mediterráneas.

Árboles como el ciprés, el mirto, el naranjo, el limonero o el laurel junto a flores como la rosa, el alhelí, la adelfa, el jazmín, el lirio y la cala, que se daban con gran exuberancia cuando el jardín gozaba de mucho sol.

Con el tiempo, la sombra de los arboles crecidos y los edificios altos de alrededor han creado otro clima, más húmedo y oscuro, perfecto para especies más atlánticas, como las azaleas, los rododendros y las camelias, que aportaban color en los rincones más umbríos.

Esta lección le permitía plasmar en su propia casa aquellas soluciones que sentía más satisfactorias para su propia pintura, trasplantando a su jardín las composiciones, perspectivas, motivos, colores, sonidos y olores que amaba en sus lienzos.

Así fue creando un refugio a la medida de sus pinceles, un paraíso personal que recrear en sus últimas y esenciales pinturas.

El actual Museo Sorolla de Madrid es la culminación de ese sueño, y su jardín constituye una de las obras maestras más importantes del artista.

‘Clotilde’, en el jardín.

Diseñado específicamente para CaixaForum Sevilla, el nuevo proyecto conjunto entre la Fundación Museo Sorolla y la Obra Social ”la Caixa” relata, a través de más de 170 óleos, bocetos, dibujos, esculturas, azulejos y fotografías, procedentes en su mayor parte del Museo Sorolla, cómo el pintor concibió su jardín de artista en su casa como un espacio para la belleza, el deleite sensorial y la creación pictórica.

Sus lienzos de patios y jardines en los Reales Alcázares de Sevilla y en la Alhambra de Granada tras sus visitas entre 1909 y 1911, le enseñaban a mirar y a comprender el jardín español, conforme iba realizando su propio jardín.

 

 

 

Exposición ‘Sorolla. Un jardín para pintar’

Caixa Fórum Sevilla

Del 5 de julio al 15 de octubre de 2017

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