Boris Hoppek, la provocación reflexiva

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Delimbo Gallery abre su nueva temporada con una exposición del polémico artista alemán, quien expone por primera vez en Sevilla.

Boris Hoppek (Kreuztal, Alemania, 1970), nos abre una puerta a su mundo de provocación en su primera muestra en la galería Delimbo de Sevilla con una selección de trabajos inéditos realizados durante el último año que comprende instalaciones, esculturas, pinturas, dibujos y fotografías intervenidas.

Hoppek es un artista contemporáneo alemán, con sede en Barcelona. Sus raíces artísticas radican en el graffiti, pero hoy su trabajo abarca la pintura, la fotografía, el vídeo, la escultura y el arte de la instalación. Su obra también se ha usado en campañas publicitarias.

La marca registrada de Hoppek es un óvalo simétrico, que aparece en la mayor parte de su trabajo, ya sea solo o en una constelación de tres, formando así una cara.

Él es el creador de The C’Mons, una banda de rock de ficción en el centro de una campaña de marketing viral para el automóvil Opel Corsa de cuarta generación.

En 2010, fue nombrado como uno de los principales personajes del arte urbano por Patrick Nguyen en su libro Beyond the Street.

En su trabajo descontextualiza las figuras iconográficas, llevándolas a un nivel de abstracción que le permite abordar temas políticos explícitos como la inmigración, el racismo, la violencia y la sexualidad.

Este interés también influye en su trabajo fotográfico, en el que aborda la pornografía vista con un prisma diferente, bajo el cual las mujeres están lejos de ser directamente cosificadas.

A través del humor negro, la crítica social, los símbolos y la subversión de los mismos, el iconoclasta artista pone sobre la mesa temas tabú, que las sociedades políticamente correctas esconden y condenan a la misma vez que agravan.

Creador del famoso personaje conocido como “Bimbo”, el cual no es ofensivo en nuestra cultura, resulta altamente polémico en muchos países por el simple hecho de constituir una figura negra con labios rojos, (“blackface”) ya puede considerarse racista. Es en parte por ello que el artista convirtió esta imágen en su icono más reconocible, para a partir de ésta contar historias imposibles.

Con performances como la titulada “Shit vs. Shit” realizada en el Passeig de Graçia de Barcelona o la instalación-acción que creó recientemente en Shanghai, donde el artista creó una réplica de la Iglesia de San Nikola (Cres, Croacia) simplemente para destruirla al final de la exposición. Todo esto nos confirma que la obra de Boris no es únicamente provocativa, es también reflexiva, inteligente y satírica.

La polémica está servida.

La exposición de Boris Hoppek se inaugurará el jueves día 26 de octubre a las 21h. y se podrá seguir disfrutando en Delimbo Gallery (c/ Pérez Galdós 1, acc) hasta el 10 de diciembre de 2017. En esta exposición colaboran con Delimbo Gallery Cervezas Rio Azul, la Plataforma de Arte Contemporáneo y Enea design.

 

Exposición ‘Mañana’, de Boris Hoppek

Delimbo Gallery. Pérez Galdós, 1. Sevilla

Del 26 de octubre al 10 de diciembre de 2017

 

Boris Hoppek contra la indiferencia

Texto escrito por Marcos Fernández para la exposición de Boris Hoppek en Delimbo Gallery en el año 2017.

He de reconocer que, la primera vez que vi una de las iconografías de Boris Hoppek, se me vino a la cabeza dos ideas: la de una balón medicinal con rasgos afroamericanos y la de Al Jolson interpretando a Jakie Rabinowitz en el célebre filme “The Jazz Singer”.

La primera de éstas pasa por un filtro hortofrutícola sin más relevancia; la segunda, a pesar de sus raciales connotaciones, no deja de ser un envejecido clásico de 90 años donde un judío ultraortodoxo se pinta la cara de negro para cantar jazz, entrando en conflicto con las exigencias de la tradición familiar así como en uno de los estereotipos norteamericanos más apáticos de la historia.

En otra latitud referencialmente conocida, a medio camino entre la marioneta y el monigote, nos topamos con The C´Mons: una ficticia banda de rock que fue popularizada a través de una campaña publicitaria para una conocida marca de automóviles.

Esos traviesos muñecos son una de las referencias populares que señalan las elipses fisionómicas de Hoppek, convirtiéndolas en el engranaje antropomórfico de un estilo inconfundible.

De hecho, sus siluetas envueltas en negritud, han servido para generar reflexión y un galimatías etnográfico cuya repercusión ha sido más que sonora: una fórmula para hacer del arte urbano una herramienta heterogénea de análisis humanitario, más allá de esas presunciones pringadas en oscurantismo y más allá de la propia parodia visual.

“Shoot the black” o “86 Negritos” son un buen ejemplo de interacción mordaz con los muchos y desafortunados fenómenos sociales, su relación con el tráfico de seres humanos y ese caprichoso límite cristalino que el atlas oceánico nos permite ver cuando la climatología está despejada.

Su empatía directa con la naturaleza de las instalaciones nos invita a pensar que Hoppek es un artista de proporciones au plain air que sabe transitar por las voluntades del cubo blanco, que sabe hacer del cartón un ladrillo perfecto para sus arquitecturas efímeras (con o sin rostro) y sabe hilar delicado como la orgánica y minúscula dimensionalidad que el muñeco de felpa es capaz de desnudar.

Y siguiendo esa senda de efectos necesarios, el posicionamiento de la figura femenina como elemento objetual sexológico no deja de ser otra manera de desarticular el verdadero sentido de la representación.

El progresivo impacto de la banalización de la violencia es un hecho, la transformación de mujeres en raras criaturas, también, por eso el alemán creó la extravagante publicación titulada “Lavagina” como crisol grotesco y sintético de las rudas posibilidades del cuerpo a la vez que, desde un punto de vista más caricaturesco, se advierta un amasijo orgiástico de personajes retorcidos donde no existe una lúcida apreciación de quién es quién: si el carácter gráfico de un estilo o la revoltosa imagen fotográfica es capaz de poner a algunos los pelos de punta, creo fervientemente que han poner el foco sobre las problemáticas de la sensibilidad extrema.

Hoppek prefiere el despliegue inmediato de provocaciones obvias y arriesgadas sujetas a la acción de mirar, con la esperanza de provocar un vínculo accidental y artificioso en el observador, pasando por alto esas cotas de entendimiento supino y racional que suelen reclamar los profetas incomprendidos: esos que están crónicamente reivindicándose y que evitan la indeleble relación entre arte y broma.
Josep Ramoneda no disimula su malestar entre filosofía negativa, insatisfacción cultural y adoctrinamiento que, sumadas a las tres “c” del liberalismo -consume, compite y contribuye-, nos vemos envueltos en un tira y afloja ridículamente existencial que suele provocar parálisis en una cuarta “c” llamada conciencia.

Alguien decía que la cultura convierte el horror en espectáculo, sin generar análisis, ni reflexión y paralizando el pensamiento para vigorizar el desapego. Cierto es que, tanto el arte como la fatalidad, poseen un margen de tolerancia que muchos acaban nombrando libertad humana, otros experiencia estética y, la mayoría de los mortales, pánico.

Por eso, nadie se alarma cuando todo va según lo previsto aunque lo previsto sea terrible. Por eso, hacemos tributo a un caos que es tan justo como repugnante, imaginándonos un tipo de símbolo que tiene más peso que la más vulgar de las metonimias para, como decía Magritte, acabar aceptando todo por la fuerza de la costumbre y de la rancia indiferencia.

De Sevilla a Madrid y de Madrid…

Además de la exposición de Hoppek, Delimbo Gallery arranca la temporada con una gran noticia, que anuncia en su página web. La galería sevillana da el salto y abre el próximo 4 de Noviembre la segunda sede de Delimbo en el número 30 de la calle Doctor Fourquet de Madrid, junto al museo de arte contemporáneo Reina Sofia y La casa encendida.

Esta inauguración será con una exposición colectiva con los artistas Felipe Pantone (Argentina), Okuda San Miguel, Sixe Paredes y Momo (USA)

Tras 11 años de trayectoria Delimbo se ha convertido en una de las galerías referentes en arte urbano y contemporáneo nacional e internacional, ofreciendo una programación diferente a la del resto del panorama galerístico español. Con exposiciones recientes como las individuales del argentino Felipe Pantone y el artista americano Momo o la colectiva “Friends & Family, Vol. II”, con trabajos del propio Felipe Pantone, Jeroen Erosie (Holanda), SatOne (Alemania) y Sixe Paredes, y también representando a artistas como Hell’O Collective (Bélgica), Suso33, Eltono (Francia), Nano4814, Boris Hoppek (Alemania), Momo (USA), Daniel Muñoz “SAN”, Felipe Pantone (Argentina), Louis Lambert, 3TTMAN (Francia), Andy Rementer (USA), Nuria Mora, María José Gallardo ó Okuda San Miguel, entre otros.

 

 

 

 

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