Anabel Veloso: “Con el flamenco puedo bailar la alegría y también la pena más absoluta”

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ENTREVISTA con Anabel Veloso, coreógrafa, bailaora y directora de Anabel Veloso. Compañía de Flamenco

Texto: Fernando Chacón / Fotografía: Oskarsson Photography

Hablamos con la almeriense Anabel Veloso, posiblemente la mejor embajadora del flamenco y de Andalucía por el mundo.

Anabel Veloso (Almería, 1979). Premio Coraje a la Emprendedora Cultural del Año 2017 en Andalucía, concedido el pasado 29 de noviembre por la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos de Andalucía (UPTA). Un reconocimiento a la labor de una mujer, madre y artista, que es el claro ejemplo de la conciliación de la vida laboral con la personal. La mitad de su tiempo se lo pasa en un avión, por motivos de trabajo. Sus viajes son una constante en una vida a la que también sabe dedicarle sus momentos de ocio, acudiendo a numerosas actividades y eventos culturales. Formada con los grandes del flamenco y habiendo trabajado en las compañías más importantes del mundo, Anabel ha bebido de las mejores fuentes para terminar creando un estilo propio, que le hizo entrar por la puerta grande en la pasada Bienal de Sevilla con su espectáculo ‘Secreto a voces’. El flamenco para Anabel está asociado con las emociones. Hablamos con ella en su casa, que es también su centro de operaciones, cuando todavía hacía calorcito en Sevilla. 

Las 2 sevillas (L2S): Su trabajo debe provocar muchas envidias. Eso de recorrer mundo, visitar playas paradisíacas no está al alcance de cualquiera… ¿Cómo compagina trabajo y vida con tantos viajes?

Anabel Veloso (AV): Mi vida se reparte entre 50 por ciento trabajo y 50 por ciento ocio. A veces, tengo la sensación que no estoy trabajando nunca (risas). Pero casi todos mis viajes y mis negocios son por motivos laborales.

Estoy conectada permantentemente al móvil para dar una imagen pública de mi trabajo, a través de las redes sociales. Estoy con mi hijo en el parque, pegada al móvil. Hago networking, vida social… Viajo a lugares paradisíacos, pero sin desconectar del trabajo, siempre atendiendo al teléfono. Es una sensación un poco agridulce, porque no descanso totalmente.

L2S: Ha comentado que está siempre pendiente del móvil… ¿Qué supone para usted, que está en continuo movimiento, la irrupción de las nuevas tecnologías, como Internet y las redes sociales?

AV: Es fundamental. Sin mail en el móvil no sé cómo podría hacerlo. Te pones nerviosa cuando no te llega nada (risas). Pero el objetivo de este año ha sido la desconexión absoluta y poder elegir mis planes de ocio, como a qué concierto quiero ir.

Hay algunos momentos en que pienso que quiero viajar a otros lugares que no tengan nada que ver con el flamenco. Porque casi todos mis viajes son laborales. El trabajo es el que te lleva por las ciudades y los países… Y sí, viajo a sitios exóticos, pero para dar a conocer el flamenco a esos lugares. El año pasado hicimos una gira por Costa Rica que fue espectacular.

Viajo mucho a África, pero las condiciones de trabajo allí son muy negativas. Tienes que tirar de inventiva improvisar mucho y todo ello supone un gran estrés.

Le cuento una anécdota que vivimos dos horas antes de un estreno en la embajada de España en Nigeria. Teníamos unos vídeos que no estaban traducidos y tuvimos que añadir títulos de crédito en inglés y francés, sólo dos horas antes del espectáculo porque podríamos ofender a los habitantes del lugar.

Está muy bien lo de las playas, pero hay mucho trabajo detrás de esos traslados.

L2S: Su trabajo es el flamenco. Dirige una compañía con siete años de vida. ¿Cómo nació Anabel Veloso. Compañía de Flamenco?

AV: Decidí esta aventura de forma circunstancial y casual. Yo fui cuerpo de baile en muchas compañías en Madrid. No me sentía cómoda bailando las piezas de otros. Yo tenía un estilo más estilizado, con un punto flamenco que necesitaba sacar. Y creé una obra de 20 minutos en un certamen de coreografía. Por entonces, estudiaba un Máster de Gestión Cultural y otro de Artes Escénicas. Porque la gestión me gusta mucho, además de la exhibición.

L2S: Así que la compañía empezó a fraguarse de alguna manera fuera de Andalucía…

AV: Sí. Yo llevaba 13 años viviendo en Madrid y presenté la obra para el quinto aniversario del Auditorio de Roquetas de Mar (Almería), en mi tierra, sin saber qué iba a pasar. Cual fue mi sorpresa que el proyecto les gustó y nos ofrecieron ser compañía residente durante un año. Así que me tuve que constituir como una empresa.

Esta aventura la empezamos el bailaor Alberto Ruiz, mi pareja por entonces, y yo. Hice un estreno a lo grande. Monté un espectáculo que se llamó ‘Nacidos del mar’, con Jorge Pardo como artista invitado; Javier Patino, a la guitarra; Diego Villegas, flautista y saxofonista… Salió un producto bonito. Me renovaron la residencia y así llevo ocho años, en el auditorio de Roquetas. Estoy muy feliz.

L2S: Le ha ido todo rodado desde que abandonó Madrid…

AV: Digamos que ha fluido… pero esto requiere mucho esfuerzo y mucho trabajo. Se dieron las circunstancias para poder seguir trabajando. La Administración respondía; me dieron una subvención para mi segundo espectáculo. Estuvo Javier Latorre como artista invitado y aceptó poner su nombre… Y aquí seguimos los mismos artistas ocho años después y eso me enorgullece muchísimo. Esto es un trabajo en equipo.

L2S: ¿Y cómo se le ocurrió montar una compañía de flamenco en 2009, en plena crisis económica?

AV: Jajaja, eso mismo me pregunté yo. La casualidad llevó a que el proyecto artístico se convirtió en empresarial. Me avalaron dos premios… Partir de un auditorio como el de Roquetas fue ventajoso y además el equipo apoyó siempre desde el principio. Hemos crecido juntos y cada uno con sus proyectos propios y exitosos.

L2S: ¿Quien se pega a Anabel Veloso, le va bien…?

AV: Pienso que hice un casting perfecto (sonríe). No sólo me fijé en el aspecto artístico, sino en el aspecto humano. Me asesoré con un flamencólogo amigo de Jerez y me recomendó a Javier Patino, que es un gran profesional y mejor persona.

L2S: ¿Qué representa el flamenco para usted?

AV: Ufff, qué pregunta más difícil de responder. Todos sabemos que el flamenco es una expresión cultural amplísima. Estoy muy orgullosa de formar parte de este arte tan grande. No sabemos lo que se aprecia el flamenco fuera de España. Además va ligado a la gastronomía, la cultura, una forma de ser y de vivir… Es una marca que va más allá de la expresión artística.

L2S: ¿Cuándo empezó a bailar flamenco?

AV: Muy tarde, a los 18 años. Y en nadie de mi familia hay antecedentes. Mi padre es portugués y mi madre de un pueblo de Almería, donde no llegaba este arte.

Hasta ese momento los bailes que conocía y practicaba estaban vinculados a un estado de ánimo positivo. Bailaba música árabe, salsa, ritmos latinos, sinónimos de felicidad. Pero yo no siempre estoy contenta; no me sentía identificada.

Descubrí en Jerez algo maravilloso y es que podía bailar por soleá, la tristeza y la pena más absoluta… Y eso es lo que buscaba. Lo que yo bailaba había estado asociado con la sensualidad, lo exótico, el erotismo… Con el flamenco encontré lo que andaba buscando: bailar la alegría y la pena. Para mí es algo muy muy grande.

L2S: ¿Quiénes son su fuente de inspiración dentro del flamenco?

AV: En los mayores, en Matilde Coral. Esa feminidad… Yo tengo un baile muy femenino, más asociado a la escuela sevillana y a los más clásicos, como Carmen Amaya o Antonio Gades, quien apareció como una revelación a los 17 años…

Pero yo pertenezco a una generación más académica y contemporánea. No puedo bailar como una gitana de Triana de 80 años, porque la vida de ellas -con sus penurias, hambre, muertes- no es la mía.

Nombres como Israel Galván, Rocío Molina, una figura que es una bailaora irrepetible. No me parezco en nada a ninguno de ellos, porque para mí es impensable bailar como ellos. Pero son un referente. Pastora Galván, flamenca, femenina…

Pero para mí Rocío Molina es el ejemplo de flamenco académico, pero con alma. Técnica insuperable, sin apenas movimiento. Sólo con su expresión; es pura fuerza y energía. El equivalente a Dalí o Picasso, pero en la danza.

L2S: Anabel Veloso es capaz de interpretar muchos estilos musicales diferentes… Véndase ¿Por qué hay que ir a verla bailar, qué le distingue?

AV: Bueno, soy una artista que da muchísima importancia a la escena. En un espectáculo intento rodearme de los mejores profesionales, desde el guitarrista hasta el de la iluminación.

Mis propuestas están rodeadas de una calidad altísima. Aunque no entiendas de flamenco, ves un espectáculo de principio a fin. Donde hay belleza, esté yo o no. Porque hay proyecciones audiovisuales, por ejemplo. El escenario nunca está desnudo. Siempre tengo algo que contar en mis espectáculos. Para alguien que entienda de baile, también puedo ofrecer eso y no decepcionar. Mis espectáculos están medidos para atraer tanto al que entiende de flamenco como al que no.

L2S: Volvamos a los viajes por trabajo, ¿cuáles son los proyectos futuros de Anabel Veloso. Compañía de Flamenco?

AV: Estrenamos nuestro último espectáculo en Flamenco viene del Sur; hacemos un circuito con Abecedaria, donde vamos a llegar a muchos niños y niñas.

Llevo seis años haciendo espectáculos para niños y adultos. El año pasado estrenamos uno para bebes de 0 a 3 años, que llamamos ‘El árbol con alas’, en la Bienal de Sevilla.

Yo soy una mujer-árbol al que le cambian las estaciones y en paralel el propio vestuario. En otoño se me caen las ojas… Es algo muy interactivo, donde el flamenco se le va metiendo en los oídos. Es todo muy sutil; yo zapateo explotando pompitas cerca de sus pies. Eso no quiere decir que infantilice la música, la suavizo y la adapto. Pero bailo por tientas, tanguillos, alegrías…

Estos espectáculos son agradecidos también para los padres. También está hecho para ellos. El baile es el mismo, sólo que hay un vestuario más colorido y con una estética más adaptada, pero los mayores disfrutan de un flamenco de calidad.

Contamos también con un proyecto residente en Mont de Mar San (Francia). Allí hemos creado un ‘Principito’ flamenco. Ha sido un éxito absoluto y he renovado la residencia un año más.

Los niños apenas saben moverse, así que los primeros días han sido trabajos de psicomotricidad y así he podido aplicar también mis conocimientos de pedagogía social.

En el mismo proyecto, trabajamos con centros de menores con riesgo de exclusión social y psiquiátricos; donde también hay interacción, además de expresión artística. Preparan la actividad con temática española, antes de que nosotros lleguemos.

Es un proyecto cofinanciado por un fondo europeo. Colaboramos con PREDIF, que desarrollan paquetes turísticos para personas con discapacidad y también actividades culturales. Hacemos audioguías para invidentes y para traducir nuestros espectáculos a lengua de signos. Por toda esta labor social, somos candidatas a los premios Reina Leticia de Cultura Inclusiva.

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