Rozalén y Sevilla se enamoran

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Redacción: Fernando Chacón Frías

Horas después de que Rozalén pusiera punto y final a su gira de presentación en España de su último disco “El árbol y el bosque”, aún no sabemos si fue Sevilla quien se enamoró de la cantante manchega, si fue al revés, o si fueron ambas cosas. Lo que sí quedó claro anoche en la icónica Plaza de España es que Rozalén llegó, vio y venció (vini, vidi, vinchi, como dirían los romanos), derrochando mucho amor.

1. Rozalén, entre la emoción y la alegría
2. Rozalén y una ‘conga’
3. Una carrera plagada de premios

La cantautora y compositora manchega había vendido todas las entradas para la segunda edición de Icónica Sevilla Fest, lo que hacía presagiar una noche grande. Y ni la artista ni el público defraudaron. Ambos, como cogidos de la mano (lo de la ‘conga’ viene después), caminaron juntos durante las dos horas que duró el gran espectáculo en la soberbia Plaza de España, que volvía a presentar ese colorido que está enamorando a todos los que ya se han acercado hasta allí durante el festival; tanto a los asistentes como a los propios músicos.

Rozalén despedía gira en España y lo hacía en un escenario diferente, majestuoso, bello como pocos. Y ahí la artista, que ya se crece de por sí, se encontró en su sitio. Y por eso, por lo especial que es para la cantante Sevilla, y porque el público estaba deseoso de verla, la fiesta fue completa de principio a fin.

Rozalén, entre la emoción y la alegría

Rozalén en Icónica Sevilla Fest
Rozalén, junto a la intérprete de signos, Bea Romero, inseparables durante todo el espectáculo.

Entró fuerte Rozalén en la Plaza de España. “No encontramos un broche más bestia que cerrar en Sevilla. Hoy vamos a dar un bolazo increíble. Gracias por petar este sitio tan precioso”. La artista manchega, visiblemente emocionada, dejó claro desde que salió que Sevilla tiene un color especial para ella; y en este punto, recordó su primera aparición en nuestra ciudad hace catorce años en un concierto gratuito en la Alameda de Hércules, previo a una bienal de jóvenes artistas internacionales, donde participaron Mikel Izal, al que veremos en unos días, y El Kanka. Y también Rozalén rememoró sus actuaciones en “La Estación”; “Sala Imperdible”; o en la “Sala Malandar”. Estaba claro que no era un concierto más para la albaceteña.

Mujer de armas tomar, con una personalidad y un carisma impropios de una artista tan joven, y que subida a un escenario se agiganta. ¡Cómo transmite! Porque la manchega trasciende la música. Es una mujer y defiende durante sus conciertos los derechos de las mujeres -que eran legión anoche- y de los más desfavorecidos. Y lo dice a viva voz. Y compagina esos ratos de interacción con el público, “por favor, alumbrad… que os quiero ver esas caritas”; que llama a alguien para que le ponga un imperdible en su vestido (pura naturalidad); que se pone seria, recita a Miguel Hernández, canta sus versos (“que sus nombres no se borren nunca de la historia”) y deja al respetable con los vellos de punta, y lágrimas en los ojos. Así es Rozalén: pura energía… y sensibilidad.

Artista comprometida con las causas sociales, continúa su recital y comienza a hablar de los inmigrantes a los que dedica “La línea”. Hasta llegar al punto más álgido -y hubo para elegir- de la noche: “ahora Sevilla, os quiero dar una sorpresa”. Segundos de silencio que mantienen al público expectante. Nadie sabe qué es lo que va a pasar, pero se sabe que va a pasar algo. Y suena… “Dios quiso crear el vueeelo…”, para dejar asombrados a todos. Si no eres de Sevilla, la gran mayoría de quienes acuden a los conciertos de Icónica, se entiende que no se supiera qué estaba pasando; pero al que nació en la tierra del maestro de las sevillanas, Manuel Pareja Obregón, se le encendió la cara escuchando a una mujer venida de La Mancha cantando “La flor del romero”. Y rematando el regalo con “La historia de una amapola”. Ovación cerrada. El tiempo se detuvo durante un momento en la plaza de Aníbal González. Luego la cantante explicó que era la forma en la que quería celebrar con Sevilla su décimo aniversario en la música, adelantando que había grabado un disco de folk con ambas sevillanas durante el verano. Y es que Rozalén se atreve con todo. Particularmente, fue un momento que me llegó hasta el corazón, ya que recordé cuando mi padre me las enseñó por primera vez. 

Interpretó la cantante con maestría y sentimiento “una canción que no está en ningún disco” y que explicó antes de cantarla. “La grieta es una letra que habla de ese momento en el que estamos irascibles y que queremos que venga una luz para iluminarnos y romperla”. Ya para entonces tenía a todos entregados.

Rozalén y una ‘conga’

Tras ese instante mágico era difícil “levantar el vuelo”. Sin embargo, cumplida la primera hora de concierto, Rozalén quiso que la gente dejara atrás la emoción -transformada en lágrimas de muchos- para poner a bailar al público presente como si el escenario fuera una pista de baile. Dicho y hecho. Los asistentes empezaron a levantarse, primero tímidamente y después ya con descaro, de sus asientos y a dejar que sus cuerpos se movieran al ritmo de las canciones y de la música que marcaba la cantante.

Y aquí llegó el momento más divertido del concierto: en una de sus pausas entre canción y canción, la albaceteña hizo mención a las ‘congas’ que se celebran en las fiestas de los pueblos y en las bodas… Claro que lo que no podía imaginar Rozalén es que el público iba a montar una coreografía a su alrededor mientras cantaba “Amiga mía”. Y, de repente, vimos como la gente dejaba sus butacas para salir a los pasillos y montar una ‘conga’, haciendo su propia fiesta. La cantante no daba crédito; tuvo mérito que siguiera cantando. Y desde ahí y hasta el final, con su aclamada “La puerta violeta”, la fiesta continuó sin que ni público ni los músicos -muchos de ellos sevillanos- sobre el escenario quisieran cerrar la Plaza de España, ni la noche. Terminó su actuación como empezó: recordando a los más vulnerables con “Agarrarte a la vida” y la delicada problemática del suicidio. Rozalén se fue entre aplausos, vítores y aclamada de principio a fin, escribiendo su particular historia de amor con Sevilla, y de la ciudad con ella.

Con “El árbol y el bosque”, su cuarto y último trabajo compuesto durante la pandemia, Rozalén despidió anoche en Sevilla su gira por España. Cargado del peculiar simbolismo con el que la cantautora nos muestra su visión del mundo y nos desvela su universo emocional como siempre lo hace: de manera sincera, natural y, en esta ocasión, desde un lugar más visceral. Si alguien tenía dudas de por qué Rozalén llena como llena y cala hondo como cala, si ayer estuvo en la Plaza de España despejaría sus dudas. ” Me llega, me convence y me enamora”, me escribía mi prima Eva -gran admiradora- en el WhatsApp desde Madrid, minutos antes de empezar el espectáculo. Y tanto.

Una carrera plagada de premios

Rozalén es una de las principales voces de la nueva canción de autor. Con cuatro trabajos editados, ha cautivado a público y crítica a partes iguales. En su haber acumula distinciones tan importantes como cuatro Discos de Oro; dos de Platino; un Goya; el Premio Nacional de Músicas Actuales 2021; tres nominaciones a los Latin Grammy o la Placa al Mérito Profesional de Castilla-La Mancha. Y todo ello, con 36 años cumplidos en verano.

Es una de las artistas de mayor éxito en directo, congregando a miles de seguidores en cada uno de sus conciertos, como ayer quedó refrendado en Sevilla. Además, es una importante activista social, defendiendo con su música los derechos de las minorías y comunidades más desfavorecidas.

Rozalén en Sevilla Icónica Fest
Imagen general del escenario durante el concierto, anoche, de Rozalén.

En septiembre de 2017, Rozalén presentó su tercer disco “Cuando el río suena…”, precedido por la canción “Girasoles” y con el que alcanzó el número 1 en la lista de ventas española. Actualmente es ya Disco de Platino y se mantuvo durante más de un año en el Top 5 de los discos más vendidos en España.

En 2019, la artista giró por España, Latinoamérica y Europa presentando este aclamado trabajo, del que también se extrae el himno feminista “La Puerta Violeta”. Este trabajo recibió dos nominaciones a los Latin Grammy: ‘Mejor disco’ y ‘Mejor canción’ del año. Tres años más tarde, en octubre de 2020, lanzó ‘El árbol y el bosque’, su cuarto álbum de estudio y del que se extraen canciones como “Este Tren”; “Y Busqué”; o “Aves Enjauladas”, considerada esta última todo un himno en época de pandemia. Rozalén entró directa al número 1 de la lista oficial de ventas española.

Con “Que no, que no”, incluida en la Banda Sonora Original de “La Boda de Rosa”, la artista recibió su primer Goya a la ‘Mejor
Canción Original’ en 2021 y una nueva nominación a los Latin Grammy como ‘Mejor disco de canción de autor’. A partir de mayo de 2021, la artista salió de gira para presentar este trabajo por toda España y parte del extranjero. Este mismo año obtuvo
el Premio Nacional de Músicas Actuales 2021 por “su sensibilidad y compromiso” y por la “calidad artística de su trabajo como compositora e intérprete”. Su talento quedó plasmado anoche en una Plaza de España que no la olvidará.


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