Redacción: Ana Feu Viegas, pintora.
Fotos: Las 2 sevillas
Acudir a la convocatoria de la inauguración de una nueva exposición en la Galería Haurie siempre es un buen plan, y si es la de un artista amigo, aún más. Jaime Gil Arévalo escultor y profesor de Dibujo de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Sevilla, nos presenta esta vez su ‘Miniada’, en esta galería en donde expone desde el año 1988, y en la que nos muestra un conjunto de piezas inspiradas en ‘El Juicio Final’ de Miguel Ángel.

Acercarnos caminando por la calle Guzmán el Bueno y ver en la puerta de la galería un gran número de personas reunidas no supone ninguna sorpresa. Para mí era de esperar, una vez que el interior estaba lleno y en el que la galerista Magdalena Haurie atiende al numeroso público asistente. Gil Arévalo nos recibe feliz y satisfecho por el resultado obtenido, y ahora mostrado a un público fiel y entendido.
Gil Arévalo y el Juicio Final
Una colección de esculturas de torsos desnudos que se retuercen, y los bocetos, cuidados dibujos que denotan su maestría, son los estudios de las distintas obras que nos atrapan por su fuerza e intensidad; y el resultado del trabajo en pandemia de estos últimos años.

En la sala, abarrotada de público, asistimos a la entrevista de Fernando Chacón, director de la revista, a Gil Arévalo en la que hace un breve resumen del motivo y origen de la exposición: “Todo surge durante la pandemia, cuando descubro La Capilla Sixtina en un libro que me había regalado el departamento, y lo tomo como fuente de trabajo; lo que me obliga a meterme en el personaje de Miguel Ángel que en esos momentos vivía un estado de insatisfacción vital. El Juicio Final es la obra más importante y en donde más formas posturales humanas se encuentran”.
Torsos encadenados
La exposición nos muestra personajes desnudos que se retuercen, torsos encadenados que luchan por soltarse; y lo que pretendía el artista era sacarlos del muro, despegarlos de la pared. Gil Arévalo nos presenta una colección de esculturas en las que los torsos desnudos se debaten intentando liberarse, “tenazas agarrándolos con fuerza, con materiales que reflejan la tensión, el hierro, bronce, aluminio… todo muy sobrio, duro, muy muerte”, explica el escultor.
Es una exposición fuerte y potente, toda una alegoría, en la que al ver los torsos encadenados en la pared se refleja el estado de ánimo de sufrimiento por el que atravesaba Miguel Ángel; y que tan bien ha sido capaz de captar Gil Arévalo. Si su intención fue meterse en el personaje de Miguel Ángel, tengo que decir que lo ha conseguido de pleno a la vista del resultado. Al sumergirnos en esta exposición, intentamos adivinar dónde está la fina línea que separa el estado anímico de Miguel Ángel y donde aparece el de Gil Arévalo.
Esta magnífica exposición se puede visitar en la Galería Haurie hasta el 26 de Noviembre (C/ Guzmán el Bueno, 9, Sevilla). El escultor tiene previsto realizar varias visitas guiadas, en grupos reducidos, para explicar cómo ha sido todo el proceso de su obra hasta llegar a su resultado final.