Los hijos de otros

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Día 1. Película y Gala inaugural

1. Leila, la hija de otro
2. La amistad entre una ex y una amante
3. Sobrevivir sin hijos

Redacción: Fernando Chacón

¿Sigue siendo un drama para las mujeres no tener hijos? Pues depende de con quien hables, pero lo que es indudable es que el reloj biológico corre de forma distinta para ellas que para ellos. En algún momento de su vida, la mujer siente ese instinto y si no lo cumple parece que queda aislada de la sociedad. Y si a eso sumas que te enamoras de alguien que tiene hijos de otra mujer, entonces el drama se multiplica.

Los hijos de otros en el Festival de Cine
Rachel abraza de forma amorosa a Leila en ‘Los hijos de otros’.

Pues precisamente sobre el tema de la maternidad y de los hijos -en este caso de otra- habla la película que ha inaugurado el Festival de Cine de Sevilla en su edición 19, ‘Los hijos de otros’, dirigida por Rebecca Zlotowski, que en el SEFF 2013 ya compitió con ‘Gran Central’, donde las mujeres son protagonistas principales. Esta situación angustiosa no es algo nuevo en la historia, como bien recordó con su pregunta el periodista cultural de Diario de Sevilla, Braulio Ortiz, durante la rueda de prensa con la directora y actriz. El ilustre poeta granadino, Federico García Lorca, expuso este drama en ‘Yerma’ hace 90 años, y sigue de actualidad como si no hubieran pasado nueve décadas. Pero no se cuenta en el cine, y aquí es donde establecemos la originalidad de la película.

Sin embargo, en el caso de ‘Los hijos de otros’, la guionista y directora francesa le da una vuelta al siempre controvertido tema de la urgencia de la mujer por tener niños en algún momento de sus vidas. Y de hecho, como nos confesó a los periodistas, ella vivió la experiencia de la protagonista, por lo que la cinta adquiere tintes autobiográficos.

Los hijos de otros en el Festival de Cine
Rachel y Alí, en una escena romántica de ‘Los hijos de otros’.

En la película que protagoniza una brillante Virginie Effira, encontramos a una mujer con 40 años, profesora implicada con la formación y el progreso de sus alumnos, que un buen día se cruza con un hombre que le corresponde. Rachel (Effira) y Alí, diseñador de coches, no sólo tienen una serendipia, sino que además conectan y la historia empieza a fluir entre la pareja. Como suele ocurrir cuando uno se enamora, tiende a idealizar a su ‘contrario’. Lo ponemos en un pedestal que, normalmente, se cae. Es un poco lo que le pasa a Rachel cuando va conociendo a Alí. Al principio, todo es perfecto: salen, disfrutan juntos, hacen planes y el sexo funciona. ¿Qué más se puede pedir? Pues sí, se puede tener más y ese ‘más’ para Rachel es tener un hijo propio. Al conocer a Alí tiene claro que él será el padre de su futuro bebé, y así se lo hace saber a su ginecólogo -un personaje en sí mismo- dentro de la historia que nos cuenta Zlotowski. En esa primera visita, el especialista le da a entender que si quiere, puede. Es el momento de tener un hijo. Sin embargo, algo inesperado sucede.

Leila, la hija de otro

Cuando todo parece ir rodado en la feliz pareja, una noche Rachel se levanta en la casa de Alí y lee en la pared pintado de colores: Leila. Sí, su hombre no está solo en este mundo. Tiene una hija de cuatro años y de otra mujer. Bueno, tampoco hay que dramatizar. Cuando tienes 40 años y conoces a un hombre bastante mayor que tú, lo normal es que traiga alguna ‘mochila’, y en este caso ésta se llama Leila. Sólo que la niña no es, precisamente, una carga, si no una bendición. Sólo la ves y te enamoras; y es lo que le pasa a Rachel cuando Alí se la presenta. De repente, la pareja ya forma una especie de familia con una niña que aparece en escena y que lo cambiará todo.

Los hijos de otros en el Festival de Cine
Rachel se ocupa y se implica con Leila, la hija de Alí.

Rachel ve a Leila como la hija que no tiene y se encariña rápidamente con ella y se implica. Sin embargo, la ‘enfant’ ya tiene una madre. Una noche Rachel, desde la cama con Alí, escucha a Leila decirle a su padre que por qué Rachel está tanto tiempo en casa y que no la quiere allí. Es el punto de inflexión de la película. A partir de ese momento, todo cambia para Rachel.

En una película de frases que son auténticas sentencias, la de Leila es la primera que empezará a hacer daño de verdad a Rachel y a desmontar su sueño de una familia feliz con Alí. Hasta ese momento determinante en la película, Rachel estaba volcada con la niña a la que solía recoger en sus clases de judo.

La amistad entre una ex y una amante

La directora francesa, Rebecca Zlotowski, con el micrófono, y la actriz belga, Virgnie Effira, durante la rueda de prensa de ‘Los hijos de otros’.

Precisamente en esa actividad deportiva de Leila, Rachel se encuentra con Alice, la ex de su nueva pareja, interpretada por una magnífica Chiara Mastroianni. Pero a diferencia de lo que suele suceder en la realidad -donde dos mujeres que han tenido en su cama al mismo hombre se suelen tirar de los pelos- en esta ficción que plantea la directora francesa, curiosamente, se entienden y se respetan; e, incluso, llega a haber hasta química entre ellas. Alice está encantada de que Alí haya conocido a una mujer como Rachel, que ve lo ‘buena madre’ que está siendo con Leila.

“No hay rivalidad entre las mujeres de la película”, nos cuenta la directora de ‘Los niños de otros’. Y añade: “necesitaba contar que dos mujeres que han compartido al mismo hombre pueden ser amigas entre sí, aunque haya habido un amor de por medio, como ocurre con Alí.

Zlotowski reconoce que no suele haber películas francesas en que dos mujeres se lleven bien en este contexto. Por cierto, que Alí -interpretado de manera solvente por Roschdy Zemtermina siendo el ‘malo’ de la película con una decisión -y sobre todo una frase que nos condena a todo el género masculino- y que da el giro definitivo a la historia.

Sobrevivir sin hijos

‘Los hijos de otros’, un título que resume a la perfección la película, resultan el principal obstáculo para que una pareja prospere. Y en la película se ve como Alí es el padre y Rachel una ‘invitada’ cuando se produce un accidente de tráfico. Rachel comienza a asumir en su segunda visita al ginecólogo que “la vida es corta” para tener hijos; pero larga para disfrutar de otras cosas. El reloj biológico se le echó encima, pero puede agarrarse a otras cosas: su recién llegado sobrino, hijo de su hermana, con la que mantiene una relación estupenda; o ese alumno descarriado del que ella se ocupa y preocupa de enderezar, y que es la antesala de un final abierto, luminoso, incluso feliz. Desde luego, bello. Aunque no todo el mundo, sobre todo a las mujeres que vean la película, estarán de acuerdo.

Los hijos de otros en el Festival de Cine
A la izquierda, la directora de ‘Los hijos de otros’, junto a la actriz protagonista, durante la rueda de prensa.

Pero la directora de ‘Los hijos de otros’ nos cuenta en ese pase de prensa que, tanto ella como Virginie Effira, en la vida real han terminado siendo madres muy tarde, y que también sintieron esa presión por hacer que el reloj no corriera tanto. “Me he sentido muy cerca del guión y me he sentido muy cercana al personaje”, nos confiesa la actriz. “Es una película que crea un diálogo con el espectador”, apostilla Zlotowski. “Es un tema que el cine no cuenta y para mí contarlo ha sido como un apoyo para sobrevivir a momentos emocionales como el duelo cuando pierdes a una madre, como fue mi caso. Es una película que me ha enseñado que se puede vivir y sobrevivir sin tener hijos y sin tener padres”, sentencia la directora francesa. Y es ésta, sin duda, la moraleja de esta historia, bien contada, con una fotografía excelente y una música que ayudaba en la narración. Puedes ser mujer, no tener hijos y ser feliz.

‘Los hijos de otros’ ha sido la película escogida por el Festival de Cine de Sevilla para abrir la 19 edición que abre la competición oficial por el ‘Giraldillo de Oro’ del certamen. Antes de la proyección de la película, en el Teatro Lope de Vega tuvo lugar la gala inaugural conducida por la periodista, María Guerra, y la actriz, Aixa Villagrán, quien le dio un toque de humor elegante y divertido a la ceremonia donde se presentó la programación. El acto contó con la actuaciones de la cantante malagueña, Anni B. Sweet, y la bailaora Rocío Molina, Premio Nacional de Danza, reciente León de Plata del Festival de Venecia y una de las figuras más revolucionarias del flamenco contemporáneo. Ella puso el colofón a un primer día del festival que comenzó con buen sabor de boca.

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