1. Álex de la Iglesia y Urbizu. Sus comienzos |
2. Álex de la Iglesia y su pasión por Hitchcock |
3. El método De la Iglesia |
Día 8. Ciclo Voces esenciales
Redacción: Fernando Chacón
Decir Álex de la Iglesia es sinónimo de talento. Decir Álex de la Iglesia es hablar de buen cine, “ese que no tiene que analizarse”, como dijo el propio director vasco durante su intervención el pasado viernes en el Festival de Cine de Sevilla. El patio del Centro de Investigaciones Culturales de la Universidad de Sevilla (CICUS) fue el escenario elegido para escucharle, repleto de público y de fans de su forma de contar historias en la gran pantalla, sobre todo. Aunque Álex de la Iglesia también está detrás de series de televisión y de la producción de películas como ‘La piedad’, de Eduardo Casanova, que se presenta en el certamen cinematográfico sevillano. Es incombustible.

El director de cine bilbaíno fue el encargado de cerrar el ciclo ‘Voces esenciales’, conducido de forma magistral por la periodista, Charo Ramos. Ha sido la gran novedad del Festival en su 19 edición. Personalmente, el gran acierto de sus programadores, con Javier Hiniesta a la cabeza, a quien entrevistamos antes del arranque.
Después de pasar el hijo de Carlos Saura, Juan Antonio Bayona, Alexandr Sokurov, Michel Ocelot, Signe Baumane, Elena Riera con Charlotte Wells, le tocaba el turno a uno de los grandes autores de culto en el cine español; director de películas como ‘El día de la Bestia’; ‘La comunidad’; ‘Perfectos desconocidos’; ‘Acción mutante’; ‘Muertos de risa’; ‘Crimen ferpecto’, rodada precisamente en Sevilla, en los céntricos -y ya desaparecidos- almacenes ‘Vilima’.
Sus comienzos con Enrique Urbizu

Bajo ese corpachón de ‘yo soy de Bilbao’, se nos mostró un Álex de la Iglesia seguro de sí mismo, con criterio, natural, sin artificios, sensible, con un inteligente sentido del humor y, como no, gran conocedor del mundo del cine; y amante, en especial, de ‘los clásicos’. Sorprendía que un tipo tan transgresor a la hora de contar historias con una cámara, fuera tan tradicional en los gustos. Pero de eso hablaré un poco más adelante.
Como ya hicieron otras ‘voces esenciales’ -como fue el caso de Sokurov- todo tiene un principio. Y en el caso de Álex de la Iglesia su origen está en ‘El Botxo’, donde nació y se crió junto a otro gran cineasta procedente del País Vasco: Enrique Urbizu, a quien tuve la oportunidad de disfrutar en el coloquio del programa ‘Historia de nuestro cine’, tras la proyección de uno de los mejores thrillers del cine español -con permiso de los de Álex- como es ‘La caja 507’, con dos soberbios José Coronado y Antonio Resines, como protagonistas.

Pero volvamos a Bilbao, donde todo comenzó. A la pregunta del también periodista, Fran Matute (a su vez profesor en el CICUS) sobre cuáles fueron sus orígenes, el cineasta vasco arrancó diciendo: “comencé en el cine por envidia, por celos. Fueron los motores que me movieron. Empecé discutiendo con Enrique Urbizu en Bilbao a los 18 años, pero ahí ya hablábamos de contenidos“.
Y desde entonces hasta ahora, ha llovido, De la Iglesia continúa con su ferviente actividad: “Acabamos de rodar una serie en HBO: ‘Monos con pistolas’, donde se habla de fútbol (risas); vamos por la tercera temporada de ’30 monedas’ y estrenando ‘El cuarto pasajero’; rodando ‘Anatema’, una película de terror… y produciendo ‘La Piedad’, que se estrena esta noche, aquí en Sevilla”.
Alex de la Iglesia y su pasión por Hitchcock

Después de contar que está inmerso en más de 30 proyectos, entre series y películas, el cineasta bilbaíno comenzó a profundizar en el cine, que es para lo que todos estábamos allí. “Partir del guión de otro es algo muy recomendable. Los diálogos tienen que ser la expresión de una acción. El cine es un reflejo de lo que tienes delante. Eso es lo que te influye. Puedo dar una lista de directores que me gustan, pero lo importante es lo que vives y eso es lo que cuentas a través de una cámara”, apostilló.
Titulares que dieron paso, quizás, al momento más álgido de la intervención de Álex de la Iglesia cuando soltó esta frase: “Me gusta el cine español costumbrista. Y me explico: me gustan las películas donde a personas normales le pasan cosas extraordinarias“. Y ahí se paró para profesar devoción a uno de los grandes directores de todos los tiempos y al que todos conocen como el ‘maestro del suspense o del thriller‘, que no es otro que Alfred Hitchcock.

El director vasco citó al protagonista de la película ‘Con la muerte en los talones’, Roger Thornhill, interpretado de forma magistral por Cary Grant, y lo puso de ejemplo de ese personaje que, accidentalmente, se ve envuelto en una trama donde su vida peligra cuando lo confunden con otro. Pero el cineasta no se quedó ahí y nombró otras películas del genial director británico: ‘Vértigo’; ‘Psicosis’; ‘La ventana indiscreta’ “donde tú formas parte de la escena como si fueras cualquiera de los personajes que están en la película”, describió. Álex de la Iglesia lo tiene claro, y yo le secundo: “Las películas de Hitchcock son las más perfectas que nunca se han hecho”. Además de mencionar a Hitchcock, también puso nombres de otros directores de cine, entre sus favoritos, como es el caso de Federico Fellini, Anthony Man y Sidney Lumet.
El método De la Iglesia

Tras repasar películas y directores, a Álex de la Iglesia se le preguntó por su método, después de dejar claro que “lo importante en el cine es entretener”. Pero no escurrió el bulto y el director se explayó: “El mejor método es aquel en el que no hay método. Hay que usar trucos, manipulaciones, engaños… Un rodaje es un mundo de mentiras. Debes tener una relación impostada con los actores”.
También se le interrogó sobre el uso de lo digital en el cine, y De la Iglesia sentenció: “los efectos digitales me gustan cuando hay imágenes reales”, para continuar hablando de lo que, realmente, es importante en una grabación: “la fuerza de la mirada de un actor/actriz es lo que marca el rumbo de una película. La mirada de los personajes es lo que empuja a las acciones en la película”. Y, de repente, se paró para decir con total rotundidad: “te puede gustar o no Penélope (Cruz), pero cuando ella mira, todo se detiene. También es el caso de Carmen Maura, con esos ojos grandes y expresivos”, apuntó.

El talentoso director de cine español siguió contestando preguntas, donde los jóvenes del CICUS ejercieron de improvisados periodistas, mostrando su curiosidad. Llegados a un punto quisieron saber esos proyectos pendientes que no se realizaron… “Fumanchú no se hizo por presupuesto. Costaba 25 millones y teníamos 10. Ahora me arrepiento porque son proyectos que nacen para ser grandes”, explicó De la Iglesia. “El Santo, prosiguió, se cayó porque pensamos que se tenía que hacer con el personaje de verdad que es un superhéroe, y nos propusieron otras alternativas que no nos convencieron”.
Entre preguntas y respuestas, el cineasta seguía soltando frases de titulares como: “Las películas que son buenas lo son porque sientes el peso de la historia en ti mismo. El cine se convierte en vida; son referencias vitales, no cinematográficas”. Y en este punto mencionó películas que le gustaron como ‘El coloso en llamas’ o ‘King Kong’. Y volvió a las frases, ésta de esas lapidarias: “La vida es una broma pesada, macabra. Al final, todos nos vamos a morir”. Y a mi pregunta: ¿cuál es la película que más miedo le ha dado? respondió tajante: “El exorcista. Es la película de terror por antonomasia, repleta de escenas y momentos increíbles e inolvidables”.