1. Luz, espacio y tridimensionalidad en la obra de Bonafé. |
2. La imaginación y los puntos ciegos. |
3. Van Gogh, Heidegger y unas botas militares. |
Hay lugares que merecen ser habitados por trabajos como los que desarrolla Isabel Bonafé con su imaginación y su gran talento artístico. La galería de arte contemporáneo, Espacio Derivado, ha sido el rincón exquisito elegido por la artista sevillana, para mostrar su último trabajo: ‘Desde fuera, la percepción resbala sobre las cosas sin tocarlas’, que se puede ver y disfrutar (es de esas exposiciones que nos encanta recomendar) hasta el próximo 12 de abril, y que nos ‘obliga’ a imaginar… También a pensar qué hay tras lo que ven nuestros ojos. O, simplemente, a desconectar.
Para profundizar un poco más en la exposición, se organizó en este mes de febrero que acaba, una mesa redonda con Bonafé y dos invitados: la comisaria de la muestra y artista visual, Reyes Abad, y el filósofo, Samuel Jiménez. El título de este encuentro también fue generoso en palabras: ‘Cita con el arte contemporáneo. Superficie y superficialidad: espacios de la imaginación’. Extenso y atractivo, al mismo tiempo, y con un trasfondo filosófico.
Situados en la planta superior de la galería, junto a una chimenea y cómodamente sentados en un sofá, Bonafé, Jiménez y Abad (Asalto Cultural para instagramers), se adentraron en el apasionante mundo de la imaginación, la superficie, la profundidad; lo que es real y lo que no. La percepción siempre es subjetiva. ¿Pero qué nos quería contar Bonafé con ese recorrido de luces y proyecciones que protagonizan su obra?
Luz, espacio y tridimensionalidad en la obra de Bonafé
La filosofía y el arte se mezclaron durante la entrevista, bien conducida por Samuel Jiménez, quien quiso ahondar (todo lo que pudo) en el pensamiento de Bonafé. La artista, serena y reflexiva en sus respuestas, nos contó que para ella ‘Desde fuera, la percepción resbala sobre las cosas sin tocarlas’ es vivir una experiencia por parte del espectador. Para la artista, cada una de las tres piezas mostradas representan un todo que se extiende a lo largo de los tres salones expositivos. Es por ello que carecen de un título.
Respiras una inmensa paz en ese primer espacio. El recorrido de la obra te lleva a atravesar el patio abierto al cielo, y donde te encuentras una figura baja en la que, nuevamente la luz, la proyecta hacia la pared haciendo lentos giros que hacen que la quietud se apodere del espectador.
¿Por qué ese uso de la luz? “Es todo mi trabajo. La luz que tiene nuestra vida y cómo puedes jugar con ella. Cambia la percepción de quien observa según cambie la luz, aunque sea un milímetro”, responde la artista.
La experiencia se completa en un espacio no apto para epilépticos, donde te colocas delante de un cono gigante y tu figura, favorecida por una potente luz, se proyecta de forma tridimensional. En este punto, la artista nos confiesa que se inspira en el cine y en las series para crear ese momento. ¿Quién no ha querido alguna vez entrar en la pantalla y formar parte de esa realidad que hay tras ella? Formar parte de esa historia como si fuéramos ‘extras’.
Queda explicar el espacio… “Es una capa más de mi trabajo. ¿Posibilidades en Espacio Derivado? Muchísimas”, confiesa Bonafé, quien apunta: “Tuve que ir acotando, porque es un espacio muy complicado. Pero las posibilidades son infinitas”.
La imaginación y los puntos ciegos
A esta singular mesa redonda también estaba invitada la comisaria de la muestra y artista visual, Reyes Abad, quien se adentró en los conceptos de imaginación, superficie y realidad en la obra conjunta.
La imaginación hacia la superficie, dentro y alrededor de la superficie, nos introducía Abad. En este caso, “la imaginación es una forma de rellenar los puntos ciegos. La imaginación crea realidades que no son reales”. Y continuaba diciendo: “El papel de la imaginación lo observamos a lo largo de todo el recorrido de la obra; siempre está ahí, en nuestro pensamiento, como cuando tienes que resolver un problema, o cuando conoces a alguien”, apuntaba Abad.
La imaginación, situada en la corteza visual, “interpreta la realidad para inventarla. Incluso, la imaginación crea realidades inexistentes que nada tienen que ver con la propia realidad”, nos explica. La obra de Isabel, agrega Abad, “une la hipótesis (imaginación) con la realidad (la parte más empírica). Une lo visible y lo invisible”.
Van Gogh, Heidegger y unas botas militares
La mesa redonda retornó a la unión entre el arte y la filosofía. Y aquí, Samuel Jiménez, quiso ilustrar ese vínculo y la temática desarrollada a lo largo de la charla apoyándose en el cuadro “Los zapatos viejos”, pintado por Vincent Van Gogh, en 1886, y que aparecía proyectado sobre una pantalla. Fue uno de los varias obras que realizó sobre este motivo, en esos años.
Y aquí entra en escena otro ‘invitado’ a la mesa: el filósofo alemán “y nazi” (apostilló Jiménez), Martin Heidegger, quien al ver la mencionada obra de Van Gogh en el Museo de Arte Moderno de Ámsterdam, se interesó tanto que le sirvió como ejemplo para exponer su concepción del arte en su libro ‘El origen de la obra de arte’, donde nos dice:
“Tomaremos como ejemplo un utensilio corriente: un par de botas de campesino. Para describirlas, ni siquiera necesitamos tener delante un ejemplar de ese tipo de útil. Todo el mundo sabe cómo son”. El texto continúa en este enlace, para quienes gusten.
“La superficie transmite muchos contenidos y significados detrás, en este caso los que hay detrás de las botas de Van Gogh”, argumenta el filósofo. “Es el mundo que las rodea”, decía su homólogo alemán.
Y Jiménez remataba así: “como en el ejemplo de la foto de las botas, Isabel Bonafé escapa de la imagen para explicar el mundo”. Trata la superficie con mucha profundidad. Hay un equilibrio perfecto entre superficie y profundidad”, apostilla Jiménez.
Percepción, superficie y profundidad son tres conceptos filosóficos que explican el arte y la obra de Isabel Bonafé, que puedes disfrutar aún hasta mediados de abril. Y poder sacar tu propia percepción.
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